El poder de la amistad
Había una vez un niño llamado Marcos, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques.
Marcos era un niño solitario, a menudo se sentaba en el parque a observar a los demás niños jugar juntos mientras él permanecía solo. Un día, mientras estaba sentado en su banco favorito del parque, vio acercarse a una niña con cabello rizado y ojos brillantes llamada Sofía. Ella se sentó junto a él y le sonrió amablemente.
- Hola, ¿puedo sentarme contigo? -preguntó Sofía. Marcos asintió tímidamente y dijo: -Claro, no hay problema. Desde ese día, Marcos y Sofía se hicieron inseparables.
Juntos exploraban el bosque, construían cabañas secretas entre los árboles y jugaban durante horas sin aburrirse nunca. Cada día era una aventura diferente para ellos. Un verano, cuando el sol calentaba más fuerte que nunca, decidieron ir al río cercano para refrescarse.
Marcos estaba emocionado por la idea de nadar y saltar desde las rocas al agua cristalina. Pero cuando llegaron al río, algo inesperado sucedió: la corriente era mucho más fuerte de lo normal debido a las lluvias recientes. - ¡Oh no! El río está muy peligroso hoy -dijo Sofía preocupada-.
No podemos nadar aquí. Marcos miró tristemente el agua revuelta y suspiró. Pero entonces tuvo una idea brillante. - Espera aquí un momento -le dijo a Sofía mientras salía corriendo hacia su casa.
Marcos regresó con una cuerda larga y resistente que encontró en el garaje de su papá. La ató a un árbol cerca de las rocas y la lanzó al agua, creando así una especie de puente improvisado.
- ¡Listo! Ahora podemos cruzar sin peligro -exclamó Marcos emocionado. Sofía sonrió ampliamente y juntos cruzaron el río utilizando la cuerda como guía. Una vez al otro lado, se sentaron en la orilla a disfrutar del paisaje y agradecer por haber encontrado una solución segura.
A lo largo de los años, Marcos y Sofía siguieron siendo amigos inseparables. Juntos aprendieron sobre la importancia de cuidarse mutuamente y ayudarse en momentos difíciles.
Aprendieron que cuando uno no puede hacer algo solo, siempre hay una forma creativa de encontrar una solución juntos. Con el tiempo, más niños se unieron a sus aventuras y formaron un grupo especial lleno de risas y amistad.
El pequeño parque del pueblo se convirtió en un lugar animado donde todos eran bienvenidos. Y así, gracias a esa gran amistad entre Marcos y Sofía, el niño solitario encontró la felicidad compartiendo momentos especiales con otros niños. Aprendió que la verdadera amistad es capaz de transformar vidas y hacer posible lo imposible.
Desde entonces, Marcos nunca volvió a sentirse solo porque sabía que tenía amigos increíbles junto a él para siempre.
Y cada vez que veían a alguien sentado solo en el parque, ellos les invitaban a unirse a sus juegos para compartir también esa maravillosa amistad que habían descubierto. Y así, el pequeño pueblo se llenó de risas y alegría gracias a la amistad de Marcos y Sofía, una historia que siempre recordarán con cariño.
FIN.