El poder de la amistad
Azul y Zoe eran dos amigas inseparables. Les encantaba jugar juntas a Roblox y contarse chismes en los recreos de la escuela. Un día, mientras jugaban a su juego favorito, Azul notó que Zoe parecía un poco triste.
"¿Qué pasa, Zoe?", preguntó Azul. Zoe suspiró. "Es que hoy en la clase de matemáticas no entendí nada de lo que explicó la maestra. Me siento tonta". Azul frunció el ceño. "No digas eso, Zoe.
No eres tonta en absoluto. A veces las cosas pueden ser difíciles de entender al principio, pero con práctica y esfuerzo se pueden superar". Zoe sonrió débilmente. "Gracias por tus palabras, Azul".
Al día siguiente en el recreo, Azul sorprendió a Zoe con una idea brillante: "¿Qué tal si después de clases nos quedamos un rato más para ayudarnos mutuamente con las tareas? Podemos hacerlo divertido como si fuera un juego".
Zoe se emocionó ante la propuesta y aceptó encantada. A partir de ese día, después de clases las dos amigas se reunían para estudiar juntas y ayudarse mutuamente con las tareas escolares.
Lo hacían como si fuera un juego e incluso competían entre ellas para ver quién terminaba primero. Poco a poco, ambas comenzaron a mejorar sus calificaciones y su confianza creció cada vez más.
Un día durante el recreo, cuando estaban jugando a Roblox otra vez, Zoe dijo: "¡Azul! ¡Mira mi nota del examen! ¡Obtuve un sobresaliente!". Azul se alegró mucho por su amiga y le mostró su propia nota, también sobresaliente. "¡Lo logramos juntas, Zoe!", dijo Azul emocionada.
Desde ese día en adelante, las dos amigas continuaron ayudándose mutuamente y estudiando juntas. Y nunca más volvieron a sentirse solas o desanimadas en la escuela. Aprendieron que con esfuerzo y apoyo de los amigos, cualquier cosa es posible.
FIN.