El poder de la amistad



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos amigos inseparables llamados Lautaro y Simón. Desde que eran muy chicos, compartían todo juntos: juegos, risas y travesuras. Eran como dos hermanos que se querían con locura.

A medida que fueron creciendo, Simón comenzó a sentir algo más por Lautaro. Un sentimiento nuevo y confuso que lo hacía sentir mariposas en el estómago cada vez que estaba cerca de su amigo.

No sabía cómo explicarlo, pero sabía que lo quería de una forma especial. Un día, llegó al colegio una nueva alumna llamada Ana. Era simpática, inteligente y muy bonita. Lautaro quedó prendado de ella desde el primer momento en que la vio.

Ana también se sintió atraída por Lautaro y pronto empezaron a salir juntos. Simón sintió celos y tristeza al ver cómo su amigo pasaba más tiempo con Ana y menos tiempo con él.

Se preguntaba si su amistad sería la misma ahora que había alguien más en la vida de Lautaro. "Lau, ¿podemos hablar un momento? Quiero contarte algo importante", le dijo Simón un día después de clases. "Claro, Simón. ¿Qué pasa?", respondió Lautaro con curiosidad. "Verás...

creo que me estoy enamorando de ti", confesó Simón tímidamente. Lautaro se sorprendió ante las palabras de su amigo. No sabía qué decir ni cómo reaccionar.

Por un lado valoraba mucho la amistad con Simón, pero por otro lado estaba ilusionado con su relación con Ana. Antes de poder responder, Ana se acercó a ellos y notó la tensión en el ambiente.

"¿Pasa algo chicos? Parece que hay un elefante en esta habitación", bromeó Ana tratando de romper el hielo. Simón miró a Lautaro esperando alguna señal o respuesta. "No es nada Ana. Solo estábamos hablando sobre... cosas de amigos", contestó Lautaro intentando disimular su incomodidad.

Los días pasaron y la situación entre los tres se volvió cada vez más incómoda. Simón intentaba ocultar sus sentimientos mientras luchaba por mantener su amistad con Lautaro intacta.

Por otro lado, Ana notaba la tensión entre los dos chicos y empezaba a sentirse insegura sobre su relación con Lautaro. Un día, durante una excursión escolar al campo, ocurrió algo inesperado: se desató una tormenta repentina y todos los alumnos tuvieron que refugiarse en una cabaña cercana para protegerse de la lluvia.

"¡Qué miedo! ¡Odio las tormentas!", exclamó Ana temblando de frío y miedo. Lautaro tomó la mano de Ana para reconfortarla mientras Simón observaba desde lejos con tristeza. "Tranquila Ana, estamos juntos aquí.

Todo va a estar bien", dijo Lautaro mirándola tiernamente a los ojos. Simón sintió un nudo en la garganta al ver cómo Lautaro consolaba a Ana sin siquiera notar su presencia. "Quizás sea hora de aceptar las cosas como son... ", pensó Simón para sí mismo resignado.

Cuando finalmente pasó la tormenta y regresaron al colegio, Simón decidió hablar sinceramente con sus amigos. "Chicos... sé que las cosas han estado extrañas entre nosotros últimamente... Quiero decirles algo importante. ""¿Qué pasa Simón?", preguntaron ambos intrigados por sus palabras sinceras.

"Quiero disculparme si he causado algún problema entre ustedes dos... Me importan mucho como amigos y no quiero perderlos por nada del mundo. ", expresó Simón mirándolos directo a los ojos.

Lautario abrazo fuertemente a Simon "Gracias Simon..eres mi mejor amigo..y siempre lo serás" Ana emocionada también abrazo fuertemente "Simon gracias tambien..yo

valoro muchisimo nuestra amistad"Desde ese día, los tres amigos decidieron dejar atrás los malentendidos del pasado para fortalecer aún más su amistad. El amor puede tomar muchas formas diferentes pero siempre debe basarse en el respeto mutuo. "Y colorin colorado este cuento ha terminado".

FIN.

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