El poder de la amistad y el amor



Era una noche especial para los niños del hospital St. Esper. A pesar de encontrarse enfermos, estaban emocionados por recibir el año nuevo rodeados de alegría y esperanza.

En una de las habitaciones, se encontraba Martín, un niño curioso y valiente que siempre buscaba aventuras. Junto a él estaba su amiga Sofía, quien tenía una sonrisa radiante que iluminaba la habitación. - ¡Martín! ¿Has visto las luces de los fuegos artificiales? - exclamó Sofía emocionada.

- Claro que sí, Sofi. Parecen estrellas fugaces en el cielo oscuro - respondió Martín con entusiasmo. De repente, un ruido extraño proveniente del pasillo interrumpió la conversación.

Ambos niños se asomaron por la puerta y vieron a los médicos correr apresuradamente hacia la sala de emergencias. - Debemos averiguar qué está pasando - dijo Martín decidido mientras tomaba su bastón mágico imaginario. Sofía siguió a Martín por el pasillo hasta llegar a la sala de emergencias.

Allí encontraron al doctor Ricardo muy preocupado junto a una madre angustiada. - ¿Qué ha sucedido, doctor? - preguntó Martín con curiosidad. El doctor Ricardo suspiró profundamente antes de responder:- Un pequeño gatito callejero ha sido atropellado y está gravemente herido.

Necesita atención médica urgente, pero no tenemos suficiente personal para ayudarlo en este momento tan ocupado. Martín miró a Sofía con determinación en sus ojos y luego dirigió su mirada al doctor.

- ¡No te preocupes, doctor! Sofía y yo podemos ayudar. Somos expertos en cuidar a los animales - dijo Martín con confianza. El doctor Ricardo sonrió ante la valentía de los niños y les dio un equipo médico básico para que pudieran asistir al gatito herido.

Martín y Sofía se adentraron en la sala de emergencias con mucho cuidado. Allí encontraron al pequeño gatito temblando de miedo y dolor. - Tranquilo, amiguito. Vamos a cuidarte - susurró Sofía mientras acariciaba su pelaje suave.

Martín sacó una venda del equipo médico y comenzó a envolver delicadamente las patitas heridas del gatito. Mientras tanto, Sofía le daba palabras de ánimo para calmarlo. Después de algunos minutos, el gatito estaba más tranquilo y ya no temblaba tanto.

Los ojos del pequeño felino mostraban gratitud hacia los dos valientes niños que lo estaban ayudando. Justo cuando terminaban de curar al gatito, el reloj marcó las doce campanadas anunciando el inicio del nuevo año.

Martín tomó la mano de Sofía y ambos miraron por la ventana hacia el cielo lleno de luces brillantes. - Feliz año nuevo, Martín - dijo Sofía emocionada mientras abrazaba a su amigo. - Feliz año nuevo, Sofi.

Y feliz año también para ti, amiguito animal - respondió Martín sonriendo al gatito recuperado. Desde ese día, Martín y Sofía se convirtieron en grandes amigos del hospital St. Esper.

Juntos, llevaron alegría y esperanza a todos los niños enfermos que necesitaban un poco de magia en sus vidas. Y así, en medio de la tragedia que se cernía sobre el hospital St. Esper, Martín y Sofía demostraron que la amistad y el amor pueden superar cualquier obstáculo.

FIN.

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