El poder de la atención y la motivación



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Flores, una niña llamada Azucena. Azucena era una niña muy curiosa y siempre estaba llena de energía. Sin embargo, tenía un problema: no sabía escuchar a los demás.

Azucena siempre estaba tan emocionada con sus propias ideas y pensamientos que nunca prestaba atención a lo que los demás decían.

Esto causaba muchos problemas en su vida diaria, ya que no entendía las instrucciones de sus maestros en la escuela o las peticiones de sus padres en casa. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Lucas y Sofía, Azucena tuvo una revelación.

Los tres estaban tratando de construir un fuerte con palos y hojas cuando Lucas dijo: "Azucena, necesitamos más hojas para cubrir el techo". Pero ella estaba tan concentrada en cómo construir las paredes del fuerte que no escuchó lo que dijo Lucas.

Sofía se dio cuenta de esto y le dijo a Azucena: "¡Hey! ¿Por qué nunca nos escuchas? Siempre estás perdida en tus propios pensamientos". Azucena se sintió triste al darse cuenta de cómo había estado ignorando a sus amigos todo ese tiempo.

Decidió cambiar su actitud y aprender a escuchar a los demás. Comenzó por prestar atención a lo que decían sus padres en casa. Cuando su mamá le pedía que hiciera algo, ella asentía con la cabeza para mostrarle que había entendido.

En la escuela, Azucena también se esforzó por ser una buena oyente. Levantaba la mano cuando tenía preguntas y escuchaba atentamente las respuestas de sus maestros. Empezó a notar cómo esto mejoraba su aprendizaje y la relación con sus compañeros.

Un día, mientras estaba en el parque con Lucas y Sofía, Azucena demostró todo lo que había aprendido. Los tres estaban corriendo una carrera cuando Sofía tropezó y cayó al suelo.

En lugar de seguir corriendo hacia la meta, Azucena se detuvo y se acercó a ayudar a su amiga. "¿Estás bien?", preguntó Azucena preocupada. "Sí, solo me torcí el tobillo", respondió Sofía con dolor.

Azucena recordó cómo había aprendido a luchar con energía para superar los obstáculos, así que decidió animar a Sofía para que no se rindiera. "¡Vamos Sofía! ¡Tú puedes levantarte! No te rindas", exclamó Azucena mientras extendía su mano para ayudarla a ponerse de pie. Sofía sonrió y aceptó la ayuda de Azucena.

Juntas continuaron la carrera hasta cruzar la línea de meta juntas. A partir de ese momento, Azucena entendió lo importante que era escuchar a los demás, luchar con energía y motivarlos cuando más lo necesitaban.

Desde entonces, Azucena se convirtió en una gran amiga para todos en Villa Flores. Escuchaba atentamente las historias de sus amigos y siempre les brindaba palabras de aliento cuando enfrentaban dificultades.

Y así fue como Azucena aprendió una lección muy valiosa: escuchar a los demás es tan importante como ser escuchado. Aprendió a luchar con energía para superar los obstáculos y motivar a los demás en su camino hacia el éxito.

Y desde aquel día, Azucena se convirtió en una niña feliz y exitosa que siempre estaba dispuesta a escuchar y ayudar a los demás.

FIN.

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