El poder de la bondad


Ricky se acercó al niño y vio que estaba temblando de frío. Sin dudarlo, le preguntó:- Hola, ¿estás bien? ¿Por qué estás solo aquí? El niño levantó la mirada y respondió tímidamente:- Estoy perdido.

Me separé de mi mamá en el parque y no sé cómo volver a casa. Ricky sintió compasión por el pequeño y decidió ayudarlo. - No te preocupes, yo te voy a ayudar.

¿Cómo te llamas? El niño sonrió tímidamente y dijo:- Me llamo Tomi. Ricky tomó la mano de Tomi y juntos comenzaron a buscar pistas para encontrar su hogar.

Caminaron por las calles del vecindario, tocando puertas y preguntando a los vecinos si reconocían al niño o sabían dónde vivía. Después de un rato, una señora amable les indicó que conocía a la mamá de Tomi y que vivía en una calle cercana. Ricky llevó al niño hasta allí y llamaron a la puerta.

La mamá de Tomi abrió rápidamente la puerta con alegría pero también con preocupación en su rostro.

- ¡Tomi! - exclamó emocionada - ¡Gracias a Dios estás bien! Tomi corrió hacia su mamá y ella lo abrazó fuertemente mientras Ricky les contaba todo lo ocurrido. La mamá de Tomi le dio las gracias a Ricky por haber encontrado a su hijo. Ricky sonrió humildemente y dijo:- Solo hice lo correcto. Todos debemos ayudarnos unos a otros cuando alguien está en problemas.

La mamá de Tomi asintió y le agradeció nuevamente. Luego, invitó a Ricky a tomar un chocolate caliente como forma de agradecimiento. Ricky aceptó encantado.

Mientras disfrutaban del chocolate caliente, la mamá de Tomi le preguntó a Ricky qué lo había llevado a ayudar a su hijo sin conocerlo. Ricky reflexionó por un momento y respondió:- Creo que todos merecemos ser tratados con amabilidad y compasión.

Cuando vi al pequeño Tomi solo en la acera, sentí que era mi responsabilidad ayudarlo y asegurarme de que estuviera bien. La mamá de Tomi sonrió y dijo:- Tienes razón, Ricky. A veces, una pequeña acción puede marcar una gran diferencia en la vida de alguien.

Gracias por recordarnos eso. Desde ese día, Ricky se convirtió en el héroe del barrio. Todos los niños lo admiraban por su valentía y generosidad.

Pero más importante aún, Ricky entendió que la bondad no necesita reconocimiento ni aplausos; simplemente es hacer lo correcto cuando alguien necesita ayuda. Y así fue como el encuentro fortuito entre Ricky y Tomi enseñó una valiosa lección: nunca subestimes el poder de tu propia bondad para cambiar vidas y hacer del mundo un lugar mejor.

Dirección del Cuentito copiada!