El poder de la cautela


Jeremías era un niño muy curioso y aventurero. Siempre estaba buscando nuevas experiencias que lo hicieran sentir emocionado y vivo. Un día, mientras caminaba por el bosque, encontró una extraña casa rodeada de árboles retorcidos y oscuros.

Sin pensarlo dos veces, Jeremías se acercó a la casa para investigar. No había nadie en la puerta, así que decidió entrar. Al principio todo parecía normal, pero pronto descubrió que la casa pertenecía a una bruja malvada.

Jeremías intentó escapar de la casa, pero accidentalmente se tomó una poción mágica que estaba en la mesa de la bruja. De repente sintió un gran poder dentro de él y comenzó a moverse sin control.

- ¿Qué está pasando? -preguntó Jeremías asustado- ¡No puedo controlar mi cuerpo! La bruja apareció en ese momento y le explicó que había bebido una poción de pasión muy poderosa que hacía que los sentimientos se intensificaran al máximo.

- Ahora eres capaz de hacer cualquier cosa con tu fuerza interior -le dijo la bruja con tono burlón-. Pero ten cuidado con lo que deseas porque podrías terminar rompiendo algo importante.

Jeremías no entendía cómo podía usar su fuerza interior sin lastimarse o lastimar a otros. Pero antes de poder preguntarle más cosas a la bruja, comenzaron a escuchar unos ruidos extraños provenientes del exterior.

- ¡Es el pueblo! -exclamó Jeremías- ¡Debemos salir rápido! Pero cuando intentaron abrir las puertas, descubrieron que la casa estaba cerrada por fuera. La bruja había puesto un hechizo para mantenerlos encerrados. Jeremías comenzó a sentirse desesperado y asustado. Quería salir de allí lo antes posible y volver a su hogar.

Entonces recordó las palabras de la bruja: "ten cuidado con lo que deseas porque podrías terminar rompiendo algo importante". Y fue entonces cuando Jeremías se dio cuenta de que podía usar su fuerza interior para liberarse del hechizo.

- ¡Voy a intentarlo! -dijo Jeremías lleno de confianza. Concentró toda su energía en sus manos y logró abrir las puertas con un solo movimiento. Pero al hacerlo, también rompió una parte importante de la casa.

La bruja estaba furiosa y gritaba sin parar, pero Jeremías no se dejó intimidar. Sabía que había hecho lo correcto al tratar de escapar y protegerse a sí mismo. Finalmente lograron salir de la casa y regresar al pueblo sano y salvo.

Jeremías aprendió una valiosa lección ese día: nunca subestimes el poder que tienes dentro de ti, pero también debes ser cuidadoso con tus acciones ya que pueden tener consecuencias inesperadas.

Desde entonces, Jeremías se convirtió en un niño más sabio e inteligente, capaz de enfrentar cualquier situación difícil gracias a su fuerza interior.

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