El poder de la creatividad


Mateo era un chico muy activo, siempre estaba en movimiento y le encantaba jugar al fútbol con sus amigos en el club Quilmes.

Pero a veces, su temperamento lo llevaba a pelear con su sobrina Ailín y hacer renegar a su mamá Ana. Un día, mientras jugaba fútbol en el club, Mateo se torció el tobillo y tuvo que quedarse en casa durante unos días. Al principio, se aburría mucho sin poder jugar fútbol ni salir de casa.

Pero luego recordó algo que había visto en internet: videos de personas haciendo manualidades con materiales reciclados. Mateo decidió probar hacer algunas manualidades por sí mismo y descubrió que tenía un talento natural para ello.

Empezó a crear todo tipo de cosas, desde porta lápices hasta pequeños robots hechos con latas vacías de refresco.

Cuando su tobillo finalmente sanó y pudo volver al club Quilmes para jugar al fútbol nuevamente, Mateo se dio cuenta de algo importante: la creatividad no solo era divertida sino que también podía ayudarlo a controlar mejor sus emociones.

En lugar de pelear con Ailín o hacer renegar a Ana cuando sentía frustración o ira, ahora Mateo canalizaba esa energía negativa hacia la creación de nuevas e interesantes manualidades. La familia notó un gran cambio positivo en el comportamiento de Mateo y estaban orgullosos del talentoso artista que había surgido dentro de él.

Desde entonces, cada vez que sentía una emoción negativa, Mateo sabía exactamente qué hacer: tomar algunos materiales reciclados y comenzar a crear algo nuevo e increíble. Y así, Mateo aprendió que la creatividad puede ser una herramienta poderosa para controlar las emociones y encontrar nuevas formas de expresarse.

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