El poder de la dulzura



Había una vez en el hermoso pueblo de Dulceville, un pequeño y valiente conejito llamado Jelly. Jelly vivía en un tranquilo rincón del bosque junto a su familia y amigos, quienes siempre estaban dispuestos a ayudarse mutuamente.

Un día, mientras exploraba el bosque con su mejor amigo, el ratoncito Maxi, Jelly encontró una extraña planta brillante y colorida. Sin pensarlo dos veces, decidió llevarla a casa para mostrársela a sus padres.

Al llegar a casa, Jelly colocó la planta en una maceta cerca de la ventana para que recibiera suficiente luz solar. Pronto descubrió que aquella planta era mágica y tenía poderes especiales.

Cada vez que alguien le daba un beso o le hablaba palabras amables, la planta crecía y se volvía aún más hermosa. Jelly estaba emocionado por tener algo tan especial en su hogar. Decidió llamarla —"Jam" , porque creía que era como una dulce melodía llena de amor y alegría.

Un día, mientras jugaba al escondite con sus amigos en el bosque, Jelly notó que Jam no estaba en su lugar habitual. Comenzó a buscar desesperadamente por todas partes sin éxito alguno.

Sus amigos también se sumaron a la búsqueda hasta que finalmente lo encontraron sentado bajo un árbol con lágrimas en los ojos. "¿Qué te pasa, Jelly?" -preguntó Maxi preocupado. "¡He perdido a Jam! No sé qué hacer" -respondió Jelly sollozando.

"No te preocupes amigo, juntos encontraremos una solución" -dijo Maxi con determinación. Decidieron buscar en todos los rincones del bosque, preguntando a cada animal que encontraban si habían visto a Jam. Pasaron horas buscando hasta que finalmente, una pequeña mariposa les dio una pista.

"He visto una planta muy colorida y brillante cerca del río" -dijo la mariposa. "¡Eso debe ser Jam!" -exclamó Jelly emocionado. Rápidamente corrieron hacia el río y allí estaba Jam, rodeada de lodo y hojas secas. Parecía triste y débil.

Jelly se acercó lentamente y le dio un beso suave mientras le decía palabras llenas de amor y esperanza. Poco a poco, Jam comenzó a recuperarse, sus colores volvieron a brillar intensamente.

Jelly comprendió entonces que había aprendido una importante lección: el poder de las palabras amables y el amor incondicional. Desde ese día, prometió cuidar de Jam como si fuera su tesoro más preciado. Con el tiempo, la noticia sobre Jam se extendió por todo Dulceville.

La gente venía desde diferentes lugares para verla e incluso dejaban mensajes llenos de cariño junto a ella. El pueblo se convirtió en un lugar aún más especial gracias al increíble poder de la planta mágica.

Y así, Jelly descubrió que no importa cuán pequeño o insignificante puedas sentirte, siempre hay algo especial en ti capaz de hacer grandes cosas. Todos podemos sembrar amor y bondad en nuestras vidas para crear un mundo mejor.

Desde aquel día, Jelly jam vivió feliz junto a su familia y amigos en Dulceville, donde cada persona aprendió a valorar y cuidar de la planta mágica llamada Jam.

Y cada vez que alguien le daba un beso o le hablaba palabras amables, Jam crecía y llenaba el corazón de todos con amor y alegría. Y así, Jelly jam nos enseñó el poder del amor y las palabras amables para hacer del mundo un lugar más dulce y feliz. Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!