El Poder de la Familia

Martina se despertó una mañana con un nudo en el estómago. No quería ir al colegio. Se sentía cansada y triste, y simplemente no tenía ganas de enfrentarse a otro día en la escuela. Bajó a desayunar con una mueca de desgano, y su mamá y su hermana menor, Mariana, lo notaron al instante.

"¿Qué te pasa, Martina?", preguntó su madre con preocupación. Martina restregó sus ojos y murmuró: "No me siento bien. No quiero ir al colegio hoy". Su mamá la miró con ternura y le dio un abrazo reconfortante. "Entiendo cómo te sientes, cariño. A veces todos tenemos días así. Pero recuerda, tienes que enfrentar tus dificultades con valentía y determinación. Además, tienes a Mariana aquí para ayudarte".

Mariana se acercó a Martina con una sonrisa radiante. "¡Hermana, no te preocupes! Juntos podemos superar cualquier cosa. Vamos a divertirnos en el colegio y luego jugar juntas cuando volvamos a casa", exclamó con entusiasmo. Las palabras optimistas de Mariana lograron sacar una pequeña sonrisa de Martina.

Finalmente, la mamá decidió llevar a las dos hermanas al colegio. Durante el camino, Mariana continuó animando a Martina, contándole chistes y haciendo juegos. Martina empezó a sentirse un poco mejor, a pesar de su estado de ánimo inicial. Al llegar al colegio, Mariana la abrazó y le dijo: "¡No te preocupes, Martina! Vas a ver que el día va a mejorar. Te quiero mucho, ¡nos vemos a la salida!". Con un beso en la mejilla, Mariana corrió hacia su aula, dejando a Martina con una mezcla de emociones.

A lo largo del día, Martina recordó las palabras de su mamá y de Mariana. A pesar de sus dificultades, logró encontrar fuerzas para participar en las clases y disfrutar de la compañía de sus amigos. Al regresar a casa, Mariana la recibió con un abrazo cálido y le propuso hacer juntas sus tareas escolares, convirtiéndolas en un juego divertido. Con el apoyo de su hermana y el amor de su familia, Martina logró superar su difícil día y encontró la fuerza para enfrentar sus desafíos con valentía en el futuro.

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