El Poder de la Fe
En un remoto rincón de la tierra de Israel, habitaba un joven pastor llamado David. A pesar de ser el más joven de sus hermanos, su corazón rebosaba de valentía y su fe en lo que podía lograr era inquebrantable. David cuidaba de las ovejas de su padre en los verdes campos, mientras sus hermanos luchaban en el ejército del rey.
Un día, mientras pastoreaba, escuchó rumores de un gigante llamado Goliat que estaba aterrorizando a su pueblo. Goliat era un guerrero muy temido y cada vez que desafiaba a los soldados, nadie se atrevía a enfrentarlo.
David, curioso y decidido, se acercó al campamento del ejército para escuchar más.
"¿Serás vos el que va a pelear contra ese gigante?" –le preguntó un soldado, riéndose.
"No tengo miedo. Yo puedo enfrentarlo. No soy un guerrero, pero sé usar mi honda" –respondió David con determinación.
Los soldados lo miraron con incredulidad, pero David no se dejó desanimar. Se acercó al rey Saul y le dijo:
"Yo puedo derrotar a Goliat, porque tengo confianza en mis habilidades y en lo que he aprendido mientras cuido de las ovejas."
"Eres solo un joven, ¿qué sabes de luchar contra un gigante?" –dijo el rey, pero al ver la certeza en los ojos de David, decidió darle una oportunidad.
El rey le ofreció armadura y una espada, pero David se sintió incómodo. No estaba acostumbrado a usar cosas tan pesadas.
"No necesito esto. Solo necesito mi honda y mis piedras" –replicó David.
Y así, con solo su honda y su determinación, se acercó al campo de batalla. Goliat, burlándose, lo miró como si fuera una broma.
"¿Me envían a un niño para pelear? Ven aquí, te haré volar como una pluma" –gritó el gigante.
David, lejos de asustarse, levantó su honda en señal de desafío.
"Tú vienes contra mí con espada y lanza, pero yo vengo de parte de la valentía y la confianza. Por eso, estoy aquí para vencerte".
Entonces, tomó una piedra, la colocó en su honda y la lanzó con todas sus fuerzas. La piedra voló y, con un sorprendente golpe, impactó en la frente de Goliat, quien cayó al suelo, derrotado. El campamento estalló en gritos de alegría y celebración.
El rey Saul, sorprendido, se acercó a David.
"Has hecho lo que nadie creyó que podías hacer. Esto significa que todos podemos lograr lo que creemos."
David sonrió, y supo que se había ganado el respeto de todos.
"Solo hay que creer en uno mismo y estar dispuesto a esforzarse" –contestó humildemente.
Desde ese día, David se convirtió en un héroe. La historia de su victoria sobre Goliat inspiró a muchos a creer en su poder personal y a entender que, no importa lo grande que parezca un obstáculo, con determinación y coraje, todo se puede lograr.
Y así, David siguió cuidando sus ovejas, pero ahora también era conocido como el joven que venció al gigante, recordando siempre que la verdadera fuerza viene de dentro.
FIN.