El poder de la generosidad



Tomy estaba muy emocionado porque se acercaba la Navidad, y eso significaba que pronto llegaría Papá Noel. Desde hacía semanas, había estado pensando en todo lo que quería pedirle al famoso personaje de barba blanca y traje rojo.

Finalmente, llegó el día en que Tomy decidió escribir su carta a Papá Noel.

Con mucho cuidado, tomó un papel y un lápiz y comenzó a escribir:"Querido Papá Noel, Este año me he portado muy bien y me gustaría pedirte algunos regalos especiales. Primero, quisiera tener una bicicleta nueva para poder pasear con mis amigos por el parque. También me gustaría tener un juego de construcción para armar edificios increíbles como los que veo en la ciudad.

Además, quisiera pedirte algo muy importante: que todos los niños del mundo tengan comida suficiente para no pasar hambre nunca más. Sé que tú eres mágico y puedes hacer realidad cualquier deseo, así que por favor ayuda a los niños necesitados.

Gracias por leer mi carta. Con cariño, Tomy"Tomy estaba tan contento con su carta que no podía dejar de pensar en ella todo el tiempo.

Cada vez que iba a dormir, cerraba los ojos imaginándose abriendo sus regalos junto al árbol de Navidad. Pero pronto descubrió algo sorprendente: mientras caminaba hacia la plaza del pueblo con su mamá para ver las luces navideñas, encontraron a Santa Claus repartiendo caramelos entre los niños.

Tomy corrió hacia él emocionado:- ¡Hola Santa! ¿Eres tú el verdadero Papá Noel? - ¡Por supuesto que lo soy, pequeño! -respondió Santa con una gran sonrisa-. ¿Y tú eres Tomy, verdad? Ya leí tu carta y me pareció muy especial. Tomy no podía creerlo.

Había escrito su carta pensando en que Papá Noel la leería desde el Polo Norte, pero ahora estaba frente a él, hablando con él cara a cara.

Aprovechó la oportunidad para pedirle algo más:- Santa, ¿puedo ayudarte a repartir caramelos a los demás niños? Me gustaría hacerlos felices también. Santa Claus se emocionó al ver el espíritu solidario de Tomy y aceptó su ayuda. Juntos recorrieron las calles del pueblo regalando dulces y sonrisas por igual.

Cuando llegaron de vuelta a casa, Tomy no podía dejar de pensar en lo hermoso que había sido ese momento.

Se dio cuenta de que la Navidad no solo era sobre recibir regalos, sino también sobre dar amor y alegría a los demás. Desde entonces, Tomy decidió que cada año escribiría una carta a Papá Noel pidiéndole cosas para él y para los demás.

Sabía que aunque tal vez no siempre pudiera conocer personalmente al famoso personaje navideño, sus deseos llegarían hasta él gracias al poder de la magia navideña. Y así fue como Tomy aprendió que la verdadera magia de la Navidad está en el corazón de quienes saben compartir su amor y generosidad con los demás.

FIN.

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