El poder de la imaginación



Había una vez en un barrio muy especial, un terreno baldío donde antes había estado parado un viejo edificio abandonado. En ese lugar, dos amigos inseparables, Huemundo y el narrador, solían encontrarse para jugar y dejar volar su imaginación.

Huemundo era un niño muy curioso y creativo al que le encantaba contar historias fantásticas mientras se sentaba en un viejo sillón que habían encontrado entre los escombros del edificio derrumbado.

El narrador, por su parte, siempre estaba ansioso por escuchar las increíbles aventuras que Huemundo inventaba. Un día soleado de primavera, Huemundo y el narrador corrieron emocionados hacia su lugar secreto de juegos.

Sin embargo, al llegar se llevaron la sorpresa de sus vidas: un gran cartel con letras rojas advertía "Propiedad Privada" y el terreno estaba lleno de policías que parecían estar investigando algo. "¿Qué está pasando aquí?", preguntó el narrador con asombro a uno de los policías.

"Lo siento chicos, pero este terreno ha sido vendido y no pueden jugar aquí más", respondió el oficial con tono amable pero firme. Huemundo y el narrador sintieron una mezcla de tristeza y confusión.

¿Dónde jugarían ahora? ¿Y qué pasaría con todas las historias que habían creado en ese mágico lugar? Decidieron entonces acercarse a hablar con Huemundo para intentar entender lo que ocurría realmente. "¿Por qué nos echan del terreno si siempre jugamos aquí sin molestar a nadie?", preguntó Huemundo al oficial.

"Lo siento chicos, entiendo que les guste este lugar, pero pronto comenzarán a construir nuevas casas aquí y es peligroso para ustedes estar cerca de las obras", explicó el policía con paciencia. Los niños se miraron preocupados.

Parecía que su refugio secreto ya no sería seguro para ellos. Sin embargo, recordaron todas las historias increíbles que habían compartido juntos en ese sitio especial y tomaron una decisión valiente.

"No importa dónde estemos físicamente; nuestras aventuras seguirán vivas en nuestra imaginación", dijo el narrador con determinación. "¡Exactamente! Siempre podremos crear nuevos mundos maravillosos donde quiera que estemos", agregó Huemundo con una sonrisa esperanzadora.

Así, los dos amigos entendieron que aunque su terreno baldío ya no estuviera disponible para jugar, nada podría detener su capacidad de imaginar e inventar historias extraordinarias juntos. Con esa certeza en sus corazones, se despidieron del antiguo edificio derrumbado sabiendo que llevaban consigo la magia de cada aventura vivida entre sus ruinas.

Y así continuaron creciendo juntos en un mundo lleno de posibilidades infinitas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!