El poder de la imaginación nocturna



Había una vez un niño llamado Carlos que vivía en un pequeño pueblo. A diferencia de otros niños, Carlos tenía dificultades para conciliar el sueño por las noches.

Cada vez que cerraba los ojos, veía sombras extrañas y escuchaba ruidos misteriosos. ¡Eran fantasmas! Carlos se sentía muy asustado y no sabía qué hacer al respecto. No quería contarle a nadie sobre sus visiones porque pensaba que nadie le creería.

Sin embargo, su hermana mayor, Ana, notó que algo andaba mal con él. Un día, mientras jugaban en el jardín trasero de su casa, Ana decidió hablar con Carlos sobre lo que estaba pasando. - Carlos, he notado que últimamente te cuesta dormir por las noches.

¿Hay algo que te preocupe? - preguntó Ana con cariño. Carlos bajó la mirada y confesó: - Hermana, cuando me acuesto en mi cama veo fantasmas y me dan mucho miedo.

Ana sonrió comprensivamente y dijo: - Escucha Carlos, sé exactamente cómo puedes superar esto. Vamos a buscar al viejo sabio del pueblo; él nos dará algún consejo útil. Juntos se dirigieron hacia la cabaña del anciano sabio del pueblo llamado Don Ramón.

Al llegar allí encontraron al viejo hombre rodeado de libros antiguos y objetos curiosos. - Buenos días Don Ramón - saludaron los hermanos al unísono. - Buenos días chicos ¿En qué puedo ayudarlos? - respondió amablemente el anciano sabio mientras ajustaba sus gafas.

Carlos explicó su problema con los fantasmas y cómo le impedían dormir. Don Ramón escuchó atentamente y asintió. - Carlos, no debes tener miedo de los fantasmas.

Quiero que sepas que ellos no son reales, solo existen en tu imaginación - dijo el anciano sabio. Carlos se sorprendió por sus palabras y preguntó: - Pero ¿cómo puedo hacer para dejar de verlos? Don Ramón sonrió y respondió: - Existe una antigua técnica llamada "El poder de la imaginación".

Consiste en cerrar los ojos e imaginar que tienes el control total sobre tus pensamientos y emociones. Visualiza a esos fantasmas como pequeñas nubes blancas que se desvanecen lentamente.

Carlos estaba intrigado por esta idea y decidió darle una oportunidad. Esa misma noche, antes de acostarse, cerró los ojos e imaginó las palabras del sabio anciano. Se visualizó a sí mismo rodeado de nubes blancas mientras repetía en su mente: "Yo soy valiente".

Poco a poco, las sombras oscuras comenzaron a convertirse en nubes brillantes hasta desaparecer por completo. Carlos se sentía más tranquilo y confiado. A medida que pasaban las noches, Carlos continuaba practicando la técnica del poder de la imaginación.

Cada vez se volvía más hábil para controlar sus pensamientos negativos y transformarlos en positivos. Un día, Carlos se dio cuenta de algo maravilloso: ya no veía fantasmas por las noches.

Su miedo se había ido por completo gracias al poder de su propia imaginación. Lleno de gratitud hacia su hermana Ana y el sabio Don Ramón, Carlos decidió compartir su historia con otros niños que también tenían miedo a la hora de dormir.

Les enseñó la técnica del poder de la imaginación para que pudieran enfrentar sus temores y sentirse más valientes. Desde aquel día, Carlos se convirtió en un héroe en su pueblo. Todos los niños lo admiraban por su valentía y habilidad para superar sus miedos.

Y así, Carlos aprendió que no importa cuán asustado estés, siempre puedes encontrar una forma de enfrentar tus temores y ser valiente. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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