El Poder de la Magia Interior
Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de amigos llamados los Lucchese. Eran chicos jóvenes y llenos de energía que disfrutaban pasar su tiempo libre juntos.
Pero había algo especial en estos chicos: tenían la capacidad de ver cosas que otros no podían. Un día, mientras paseaban por el parque, los Lucchese encontraron un cartel que anunciaba la apertura de un nuevo gimnasio en el barrio.
"¡Vamos a ver qué hay allí!", exclamó Marcos, uno de los chicos del grupo. Al llegar al gimnasio, se encontraron con máquinas y pesas relucientes. Parecía un lugar mágico donde podrían ejercitar sus cuerpos y sentirse bien consigo mismos.
El dueño del gimnasio, Don Alfredo, les dio la bienvenida y les contó sobre todos los beneficios que podrían obtener al entrenar allí. Los Lucchese estaban emocionados por comenzar su rutina de ejercicios. Cada uno eligió una máquina diferente para trabajar diferentes músculos.
Mientras levantaban pesas y hacían abdominales, notaron algo extraño: las máquinas emitían destellos brillantes cada vez que las usaban. Intrigados por este fenómeno, decidieron investigar más a fondo.
Descubrieron que cada destello representaba una cualidad positiva: fuerza para Sergio, resistencia para Martín, agilidad para Laura y equilibrio para Sofía. Los chicos entendieron entonces que el gimnasio no solo era un lugar físico donde podían ejercitarse, sino también un espacio donde podían desarrollar sus habilidades internas.
Con cada destello, se dieron cuenta de que podían mejorar no solo sus cuerpos, sino también su mente y espíritu. Emocionados por esta revelación, los Lucchese decidieron compartir su descubrimiento con el resto de la comunidad.
Organizaron una jornada de puertas abiertas en el gimnasio y invitaron a todos los vecinos a conocer las máquinas mágicas. La noticia se esparció rápidamente y pronto el gimnasio se llenó de personas curiosas por experimentar los destellos brillantes.
Todos comenzaron a trabajar en su fuerza interior, resistencia mental, agilidad emocional y equilibrio espiritual. Pero un día, algo inesperado ocurrió: las máquinas dejaron de emitir destellos. Los Lucchese estaban confundidos y preocupados. Se acercaron a Don Alfredo para pedirle explicaciones.
Don Alfredo les contó que los destellos solo aparecían cuando uno estaba verdaderamente comprometido con su propio crecimiento personal. Les dijo que habían alcanzado un nivel tan alto que ya no necesitaban los destellos para recordarles lo especiales que eran.
Los chicos entendieron entonces que la magia no provenía de las máquinas ni de los destellos, sino de ellos mismos.
Habían aprendido a ser fuertes sin necesidad de levantar pesas, resistentes ante cualquier adversidad, ágiles para adaptarse a los cambios y equilibrados en todas las áreas de sus vidas. Desde ese momento, el gimnasio se convirtió en un lugar donde todos podían encontrar inspiración y apoyo mutuo para desarrollar su potencial.
Los Lucchese, con su ejemplo, habían demostrado que la verdadera magia está dentro de cada uno de nosotros. Y así, los chicos de veintipocos que podían ver continuaron su camino, inspirando a otros a descubrir su propio brillo interior.
Porque en realidad, todos llevamos una chispa mágica dentro de nosotros, solo tenemos que encontrarla y dejarla brillar.
FIN.