El poder de la purpurina mágica



Había una vez en un hermoso bosque encantado, una pequeña niña llamada Aleana. Aleana tenía 3 años y medio y le encantaban los unicornios.

Todos los días salía a jugar al bosque con su peluche favorito, un unicornio de colores brillantes llamado Arcoíris. Un día, mientras Aleana jugaba entre las flores y los árboles del bosque, escuchó un suave relincho. Curiosa, se acercó sigilosamente hacia el sonido y descubrió a un verdadero unicornio parado frente a ella.

El unicornio era blanco como la nieve y tenía un largo cuerno dorado que brillaba bajo el sol. Aleana no podía creer lo que veían sus ojos.

El unicornio le habló con voz suave y melodiosa: "-Hola, pequeña Aleana. He venido a ti porque he escuchado que eres una gran amante de los unicornios. " Aleana asintió emocionada y le respondió: "-¡Sí! Amo a los unicornios más que nada en el mundo.

"El unicornio sonrió y le dijo: "-Tengo una misión para ti, querida Aleana. En lo profundo del bosque hay una fuente mágica donde crecen las flores más bellas jamás vistas. Pero últimamente ha estado perdiendo su brillo y sus colores se están desvaneciendo.

"Aleana sintió en su corazón que esta era una tarea importante y asintió decidida: "-¡Claro que sí! Haré todo lo posible por ayudar.

" El unicornio la guió hasta la fuente mágica, donde vieron que las flores estaban marchitas y tristes. Aleana pensó en cómo podría ayudar a devolverle la alegría a la fuente mágica. Recordó que siempre llevaba consigo un puñadito de purpurina brillante en su bolsillo.

Sin dudarlo, esparció la purpurina sobre las flores marchitas mientras cantaba una canción llena de amor y esperanza. Poco a poco, las flores comenzaron a recuperar sus colores vivos y vibrantes. La fuente empezó a brillar con luz propia y el agua volvió a fluir cristalina y fresca.

El unicornio miraba maravillado lo que Aleana había logrado con tan solo un poco de purpurina y mucho cariño.

"-¡Lo lograste, querida Aleana! Gracias por traer de vuelta la magia a este lugar", dijo el unicornio con gratitud en sus ojos brillantes. Aleana sonreía radiante de felicidad sabiendo que había hecho algo maravilloso ese día.

Desde entonces, cada vez que visitaba el bosque encantado junto a Arcoíris, recordaba la importancia de cuidar la naturaleza y compartir amor con todo ser vivo. Y así fue como Aleana aprendió que incluso siendo pequeña podía hacer grandes cosas si actuaba desde el corazón.

Y colorín colorado, este cuento lleno de magia e inspiración ha terminado pero en el corazón de Aleana vivirá por siempre.

FIN.

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