El poder de las letras



Había una vez un niño llamado Mateo, a quien le encantaba leer. Desde muy pequeño, sentía una gran pasión por los libros y siempre se perdía en las historias que encontraba entre sus páginas.

Mateo vivía en un barrio tranquilo y tenía muchos amigos con quienes solía jugar en el parque después de la escuela.

Sin embargo, cada vez que salían a divertirse, algunos chicos molestaban a los padres de Mateo diciéndoles cosas como: "Tu hijo solo sabe leer", "Ese niño no tiene vida social" o "¿Por qué no juega como todos los demás?".

Estas palabras afectaron mucho a los padres de Mateo, quienes comenzaron a esconder sus libros para animarlo a salir más y relacionarse con otros niños. Además, le prohibieron ir a la biblioteca porque creían que eso solo empeoraría su obsesión por la lectura. Un día, mientras buscaba desesperadamente sus libros escondidos, Mateo encontró uno debajo de su cama.

Era una vieja edición de cuentos clásicos que había pertenecido a su abuelo. A pesar del miedo de ser descubierto por sus padres, decidió llevarlo consigo y escaparse hacia la biblioteca.

Cuando llegó al lugar lleno de estanterías repletas de libros coloridos y emocionantes, se sintió maravillado. Pero algo extraño estaba ocurriendo allí; todos los cuentos parecían haber perdido sus finales felices y estaban llenos de tristeza y oscuridad. Confundido e intranquilo, Mateo decidió investigar qué estaba pasando.

Fue entonces cuando conoció a Clara, una pequeña librera muy sabia que le explicó que los cuentos habían perdido su magia porque la biblioteca estaba llena de tristeza y soledad. Mateo se sintió aún más decidido a cambiar esa realidad.

Con la ayuda de Clara, descubrió que los libros necesitaban ser leídos y compartidos para recuperar su esencia.

Juntos, comenzaron a leer en voz alta cada uno de los cuentos perdidos, llevando alegría y esperanza a las historias una vez más. Poco a poco, la biblioteca volvió a llenarse de risas y sonrisas. Los niños del barrio empezaron a visitarla con frecuencia para sumergirse en las aventuras literarias.

Incluso aquellos chicos que solían molestar a Mateo quedaron atrapados por la magia de los libros. Los padres de Mateo también se dieron cuenta del poder transformador de la lectura y dejaron atrás sus preocupaciones.

Comprendieron que el amor por los libros no era un obstáculo para tener amigos o disfrutar del aire libre; al contrario, les enseñaba valores importantes como empatía, imaginación y respeto. Desde ese día, Mateo se convirtió en el guardián de la biblioteca junto con Clara.

Juntos llevaron historias e ilusiones no solo al barrio sino también a otros lugares cercanos donde la lectura era escasa. Así termina nuestra historia: un niño valiente que supo defender su pasión por la lectura y devolverle su magia al mundo.

Porque nunca debemos permitir que nadie nos quite lo que amamos, especialmente si eso nos hace felices y nos enseña cosas nuevas cada día.

FIN.

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