El poder de las palabras mágicas


Había una vez una niña llamada Sofía que estaba muy emocionada porque había sido invitada a la fiesta de cumpleaños de su mejor amiga, Lucía.

Lucía cumplía 7 años y su mamá había organizado una fiesta en el parque con juegos, música y mucha diversión. Sofía se levantó temprano ese día y se vistió con su vestido más bonito. Luego, le pidió a su mamá que la llevara al parque donde se celebraba la fiesta.

Cuando llegaron, Sofía quedó impresionada por la cantidad de colores, globos y risas que había allí. Lucía estaba rodeada de amigos cantando "Feliz Cumpleaños" mientras soplaba las velitas de su torta. Sofía corrió hacia ella para darle un fuerte abrazo.

"¡Feliz cumpleaños, Luci! ¡Estoy tan contenta de estar aquí contigo!"- exclamó Sofía con alegría. Lucía sonrió ampliamente y respondió: "Gracias, Sofi. Estoy feliz de verte aquí también".

Las dos amigas pasaron todo el día jugando juntas en los inflables del parque. Pero cuando llegó el momento de partir, algo inesperado ocurrió: todos los padres fueron llamados al escenario principal para anunciarles algo importante. "Queridos papás y mamás", comenzó a decir la mamá de Lucía frente al micrófono.

"Hemos organizado un divertido juego sorpresa para ustedes". Los padres se miraron entre sí confundidos pero emocionados por lo que podría ser esa sorpresa.

La mamá de Lucía continuó: "En este juego, tendrán que encontrar una pequeña caja escondida en el parque. Dentro de ella hay un mensaje especial para cada uno de ustedes". Los padres se dispersaron por todo el parque en busca de las cajas escondidas.

Sofía y Lucía decidieron ayudar a sus papás en la búsqueda. Después de mucho buscar, Sofía encontró una caja detrás de un árbol. La abrió emocionada y dentro había una tarjeta con un mensaje que decía: "Tú eres importante para mí".

Sofía sonrió y corrió hacia su mamá para mostrarle lo que había encontrado. "¡Mamá, mira! ¡Me encontré esto!"- exclamó Sofía mostrándole la tarjeta. La mamá de Sofía se emocionó al leer el mensaje y le dio un fuerte abrazo. "Gracias, cariño.

Tú también eres muy importante para mí". Lucía también encontró su caja y dentro había una tarjeta que decía: "Eres valiente". Corrió hacia su papá y le mostró el mensaje.

"¡Papá, mira lo que encontré! ¿Crees que soy valiente?"- preguntó Lucía con entusiasmo. Su papá la abrazó orgulloso y respondió: "Claro que sí, mi amor. Eres la niña más valiente que conozco".

A medida que los padres iban encontrando sus mensajes especiales, todos se sentían felices y valorados por sus hijos. Entendieron lo importante que era decirse cosas bonitas entre ellos mismos. Al finalizar la fiesta, Sofía y Lucía se despidieron con un abrazo. Se prometieron seguir diciéndose cosas bonitas todos los días.

Desde ese día, Sofía y Lucía se convirtieron en las mejores amigas del mundo. Aprendieron que las palabras pueden hacer magia y que decir cosas lindas a las personas nos hace sentir felices por dentro.

Y así, entre juegos, risas y mensajes especiales, la amistad de Sofía y Lucía creció cada día más fuerte y llena de amor.

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