El poder de Lola
Había una vez una niña llamada Lola, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos. Pero la vida de Lola no era tan hermosa como el paisaje que la rodeaba.
Su familia había sufrido un terrible accidente en el que su mamá y su hermano habían perdido la vida. Desde ese día, todo cambió para Lola. Su papá, sumido en el dolor y la desesperación, comenzó a maltratarla física y emocionalmente.
La pobre niña se sentía sola y asustada en su propia casa. Pero las dificultades no terminaban allí.
En la escuela, algunos compañeros se burlaban de ella por ser diferente, por llevar ropa vieja o por no tener una familia como la de ellos. El bullying se convirtió en parte de su día a día, haciéndola sentir aún más triste y vulnerable.
Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa tratando de escapar de sus problemas, conoció a un hada madrina muy especial llamada Estrella. Esta hada había estado observando desde lejos la difícil situación de Lola y decidió ayudarla.
"Hola querida Lola, veo que estás pasando por momentos muy difíciles", dijo el hada con voz dulce. Lola miró sorprendida a aquella criatura mágica y respondió tímidamente: "Sí, todo está mal. Mi mamá y mi hermano murieron en un accidente, mi papá me maltrata y en la escuela me hacen bullying".
Estrella tomó las manos de Lola con ternura y le dijo: "No estás sola, querida. Siempre estaré aquí para cuidarte y guiarte en los momentos difíciles". A partir de ese momento, Estrella se convirtió en la confidente y amiga de Lola.
Le enseñó a encontrar fuerzas dentro de sí misma para enfrentar los problemas con valentía y determinación. Con el tiempo, Lola comenzó a cambiar su forma de ver las cosas.
Aprendió a valorarse a sí misma tal como era, con sus virtudes y defectos. Se dio cuenta de que no estaba sola; siempre tendría el amor incondicional del hada Estrella.
Un día, decidida a poner fin al acoso escolar que sufría, Lola reunió toda su valentía y denunció lo que estaba ocurriendo ante las autoridades escolares. Para su sorpresa, recibió apoyo inmediato por parte de sus profesores y compañeros solidarios. El bullying cesó gracias a la valentía de Lola al hablar sobre ello.
Y aunque los recuerdos dolorosos nunca desaparecieron del todo, ella supo encontrar consuelo en saber que ahora tenía una red sólida de apoyo tanto en la escuela como en casa. Con el paso del tiempo, Lola sanó sus heridas emocionales poco a poco.
Su relación con su padre mejoró gracias al diálogo abierto entre ellos dos; ambos encontraron consuelo mutuo compartiendo juntos sus penas e intentando superarlas juntos.
Y así fue como Lola descubrió que incluso en los momentos más oscuros hay luz al final del túnel si uno tiene coraje para enfrentar los desafíos con determinación e optimismo.
FIN.