El poder de los dibujos curativos
Había una vez un pequeño doctor llamado Juanito que trabajaba en un psiquiátrico. Todos los días, se dedicaba a ayudar a las personas que tenían diferentes problemas de salud mental.
Pero había un paciente en particular que le llamaba mucho la atención: Don Quique, un hombre con esquizofrenia. Don Quique solía tener alucinaciones y escuchaba voces en su cabeza que le decían cosas confusas.
Esto hacía que se sintiera muy asustado y triste, por lo que pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en su habitación. Un día, el doctor Juanito decidió acercarse a Don Quique para intentar entender mejor cómo se sentía y qué podía hacer para ayudarlo.
Se sentó junto a él y comenzó a conversar:"Hola, Don Quique. Soy el doctor Juanito, ¿cómo te encuentras hoy?"Don Quique miró al doctor con sus ojos llenos de miedo y respondió: "No estoy bien, Doctor. Las voces no me dejan en paz".
El doctor Juanito asintió comprensivamente y preguntó: "¿Qué te dicen esas voces?""Me dicen cosas terribles sobre mí mismo", contestó Don Quique mientras temblaba. El doctor Juanito pensó durante unos segundos y luego dijo: "Don Quique, tengo una idea.
¿Te gustaría dibujar esas voces? Tal vez podamos entenderlas mejor si vemos cómo lucen". Don Quique dudó por un momento pero finalmente aceptó la propuesta del doctor Juanito. Tomaron papel y crayones de colores y comenzaron a dibujar juntos.
Mientras Don Quique dibujaba, el doctor Juanito le hacía preguntas sobre las voces. Don Quique describió una voz fuerte y aterradora que decía cosas desagradables, y otra voz suave y amable que intentaba consolarlo.
El doctor Juanito se sorprendió al descubrir esto y pensó en cómo podría ayudar a Don Quique. Decidió hacer algo inusual: les dio nombres a esas dos voces. "La voz fuerte se llamará —"Miedo" , porque te asusta mucho.
Y la voz suave será —"Amigo" , porque parece querer ayudarte", dijo el doctor Juanito. Don Quique sonrió tímidamente y asintió con la cabeza.
A partir de ese momento, siempre que escuchaba las voces en su cabeza, trataba de recordar los nombres que el doctor Juanito les había dado. Poco a poco, Don Quique comenzó a sentirse más tranquilo. Cuando Miedo hablaba demasiado alto, él le decía: "¡Cálmate Miedo! Amigo está aquí para cuidarme". Y cuando Amigo no estaba cerca, él repetía: "No tengo miedo.
Puedo enfrentarlo". Con el tiempo, gracias al apoyo del doctor Juanito y sus nuevos amigos imaginarios, Don Quique pudo salir de su habitación y participar en actividades con otros pacientes del psiquiátrico.
Descubrió que podía vivir una vida feliz incluso con esquizofrenia. Y así fue como el pequeño doctor Juanito enseñó a todos que la comprensión y la empatía pueden ser poderosas herramientas para ayudar a quienes más lo necesitan.
FIN.