El poder de Mateo
Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en una pequeña ciudad. Mateo era un chico común y corriente, pero siempre soñaba con convertirse en un gran superhéroe.
Todos los días se ponía su capa roja imaginaria y corría por su casa salvando a sus juguetes de peligrosas situaciones. Un día, mientras caminaba por la calle, vio a un gatito atrapado en lo alto de un árbol.
Sin pensarlo dos veces, Mateo trepó el árbol y rescató al gatito asustado. Desde ese momento, supo que tenía el poder de ayudar a los demás. A medida que pasaba el tiempo, Mateo continuó demostrando su valentía y generosidad.
Ayudaba a sus vecinos mayores a llevar las bolsas del supermercado, recogía la basura del parque y siempre estaba dispuesto a tenderle una mano a quien lo necesitara. Un día soleado, mientras paseaba por el parque, escuchó un ruido extraño proveniente del lago.
Se acercó rápidamente y descubrió que había una tortuga atrapada entre unas ramas flotantes. Sin dudarlo ni un segundo, Mateo se lanzó al agua y nadó hasta donde estaba la tortuga para salvarla.
"- ¡No te preocupes! ¡Voy a sacarte de aquí!", exclamó Mateo mientras luchaba contra las ramas para liberar a la tortuga. Finalmente, logró rescatarla y la llevó hasta la orilla del lago.
La tortuga le dio las gracias con un movimiento de cabeza antes de deslizarse hacia el agua. A medida que Mateo crecía, su reputación de héroe se expandía por toda la ciudad. La gente comenzó a pedirle ayuda en situaciones difíciles y él siempre estaba dispuesto a dar una mano.
Un día, un grupo de ladrones intentó robar el banco de la ciudad. Mateo, con su capa roja al viento, corrió hasta allí para detenerlos.
Con astucia e ingenio, logró desactivar las trampas que habían colocado los ladrones y atraparlos antes de que pudieran escapar. La noticia del valiente niño superhéroe se extendió rápidamente por todo el país. Mateo se convirtió en un ejemplo para muchos niños y niñas que también soñaban con ser héroes.
Pero no todo era color de rosa para Mateo. A veces sentía miedo o dudas sobre si realmente podía enfrentar todas las responsabilidades que venían con ser un superhéroe.
Sin embargo, siempre encontraba fuerzas dentro de sí mismo y recordaba por qué había decidido convertirse en héroe: ayudar a los demás y hacer del mundo un lugar mejor. Conforme pasaba el tiempo, Mateo aprendió que todos tenemos habilidades especiales y podemos usarlas para marcar la diferencia en nuestras comunidades.
No necesitamos tener poderes sobrenaturales para ser héroes; solo necesitamos valentía y generosidad. Y así fue como Mateo siguió siendo un gran superhéroe durante muchos años más, inspirando a otros a descubrir sus propias fortalezas internas y convertirse en héroes cotidianos.
La historia de Mateo nos enseña que todos podemos ser héroes, sin importar nuestra edad o circunstancias. Solo debemos estar dispuestos a ayudar y nunca dejar de creer en nosotros mismos.
FIN.