El poder de Tomás



Había una vez un niño llamado Tomás, que tenía algo muy especial: cuando cantaba canciones infantiles, éstas se hacían realidad.

Un día, mientras caminaba por el parque, Tomás comenzó a tararear "Los pollitos dicen", y de repente aparecieron unos pollitos amarillos alrededor suyo. Él estaba sorprendido y feliz al mismo tiempo. "¡Mira mamá! ¡Los pollitos son reales!"- gritó Tomás emocionado.

Su madre no podía creer lo que veía, pero pronto se dio cuenta de que su hijo tenía un poder único. Desde ese día en adelante, cada vez que Tomás cantaba una canción infantil, algo mágico ocurría.

Un día en la escuela, mientras sus compañeros jugaban al fútbol en el recreo, Tomás comenzó a cantar "La vaca Lola" y de repente apareció una vaca enorme en medio del campo de juego. Todos los niños se detuvieron y quedaron boquiabiertos ante la presencia del animal.

"¡Tomás eres increíble! ¿Cómo lo haces?"- preguntó uno de sus amigos. "No lo sé"- respondió Tomás con humildad-, "solo canto las canciones". Pero no todo era diversión para Tomás. Un día decidió cantar "Pin Pon es un muñeco" para ayudar a su abuelo enfermo a recuperarse más rápido.

Y así fue como por arte de magia su abuelo empezó a sentirse mejor y pudo salir del hospital antes de lo previsto.

Tomás se dio cuenta entonces de que su poder podía ser utilizado para hacer el bien y ayudar a las personas que lo necesitaban. Pero un día, mientras cantaba "La marcha de las letras" en su habitación, algo extraño ocurrió. Las letras del alfabeto comenzaron a salir de la canción y se apoderaron de la habitación.

Tomás se asustó mucho al ver todas las letras moviéndose por sí solas sin control. "¡Ayuda! ¡No puedo detenerlas!"- gritó Tomás desesperado. Su madre entró corriendo a la habitación y vio lo que estaba sucediendo.

Sin pensarlo dos veces, comenzó a cantar una canción de cuna para tranquilizar a su hijo. Poco a poco, las letras volvieron a su lugar y todo volvió a la normalidad.

Tomás aprendió entonces que debía tener cuidado con su poder y siempre usarlo para hacer el bien. Desde ese día en adelante, decidió compartir su don con los demás, llevando alegría y felicidad allá donde iba.

Y así fue como Tomás se convirtió en el niño más feliz del mundo gracias al poder mágico de sus canciones infantiles.

FIN.

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