El poder de un libro



Olivia era una niña muy inteligente y curiosa. Desde que aprendió a leer, se convirtió en su actividad favorita.

Le encantaba sumergirse en las historias de aventuras y fantasía que encontraba en los libros, y siempre estaba buscando nuevos títulos para añadir a su colección. Sin embargo, la escuela a la que asistía no era el lugar más amigable para ella. La directora Tronchatoro era conocida por su mal humor y sus castigos severos.

Si un niño se portaba mal, iba al agujero: una pequeña celda oscura debajo de la escalera principal. Un día, mientras Olivia estaba leyendo en el patio escolar, un grupo de niños comenzó a burlarse de ella por ser tan estudiosa.

"¿Por qué no sales a jugar como todos los demás?", le preguntaron con desprecio. Olivia intentó ignorarlos y continuar con su lectura, pero pronto comenzaron a molestarla más intensamente. "¡Mira cómo lee la empollona! ¡No sabe divertirse!".

Entonces apareció Tronchatoro detrás de ellos. "¿Qué está pasando aquí?", preguntó con voz amenazadora. Los niños señalaron a Olivia acusadoramente. "Ella no quiere jugar con nosotros", dijeron en coro. Tronchatoro miró despectivamente a Olivia.

"Así que eres una ratona de biblioteca", dijo con desprecio. "Ven conmigo". Olivia siguió obedientemente a la directora hasta su despacho, temiendo lo peor.

Una vez allí, Tronchatoro le ordenó que dejara sus libros sobre el escritorio y la obligó a sentarse en una silla frente a ella. "¿Sabes lo que hacemos con los niños que no se divierten?", preguntó Tronchatoro con una sonrisa maliciosa. Olivia tragó saliva. "No, señora", respondió en un susurro.

"Los metemos en el agujero", dijo Tronchatoro con satisfacción. "Así aprenden lo que es bueno para ellos". Olivia sintió un nudo en la garganta. No quería ir al agujero, pero tampoco quería dejar de leer.

¿Cómo podría hacer para convencer a Tronchatoro de que leer era divertido? Decidió intentarlo. Tomó uno de sus libros favoritos del escritorio y comenzó a leerlo en voz alta, tratando de transmitir su entusiasmo por las aventuras que estaba leyendo.

Tronchatoro frunció el ceño al principio, pero luego pareció interesada por la historia. Olivia siguió leyendo durante varios minutos, hasta llegar al clímax emocionante del capítulo.

Tronchatoro estaba completamente atrapada por la trama y le pidió a Olivia que continuara leyendo hasta el final del libro. Después de varias horas, Olivia terminó su lectura y miró a Tronchatoro esperando su reacción. La directora parecía haber cambiado completamente su actitud hacia ella. "Nunca había entendido lo maravilloso que puede ser leer", admitió con humildad.

"Gracias por mostrármelo". A partir de ese día, Tronchatoro permitió que Olivia llevara sus libros a todas partes e incluso les permitió organizar una pequeña biblioteca en la escuela.

Olivia se convirtió en una heroína para los demás niños, que comenzaron a acudir a ella en busca de recomendaciones de lectura. Y aunque Tronchatoro seguía siendo estricta y un poco gruñona, nunca más volvió a enviar a ningún niño al agujero.

Desde ese día, Olivia comprendió que la lectura podía ser una herramienta poderosa para cambiar las cosas y enseñar a las personas sobre lo maravilloso que puede ser el mundo de la imaginación.

FIN.

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