El poder de un nuevo amanecer
Había una vez una niña llamada Roma, que siempre había sido muy feliz y divertida. Sin embargo, todos los días se levantaba de muy mal humor.
No entendía por qué le pasaba eso, ya que tenía una familia amorosa y muchos amigos en la escuela. Un día, mientras desayunaba con su mamá, Roma decidió ponerle fin a esa mala actitud matutina. Se propuso distintas estrategias para empezar el día más feliz.
La primera estrategia que intentó fue poner música alegre en su despertador. Así, cuando sonara la alarma por la mañana, Roma se levantaría bailando y cantando. Pero al día siguiente, aunque la música era pegadiza, Roma seguía de mal humor.
"Mamá, no entiendo por qué me sigue pasando esto", dijo Roma frustrada. "No te preocupes cariño", respondió su mamá. "Tal vez necesites hacer algo diferente". Roma reflexionó sobre las palabras de su mamá y decidió probar algo nuevo al día siguiente.
La segunda estrategia consistió en escribir en un diario todas las cosas buenas que le habían pasado durante el día anterior y leerlo cada mañana antes de levantarse de la cama.
Pensaba que así recordaría lo afortunada que era y comenzaría el día con una sonrisa en el rostro. Al amanecer del siguiente día, Roma abrió sus ojos llenos de expectación y agarró su diario emocionada para leerlo. Pero cuando vio las páginas vacías sintió tristeza e impotencia.
"Necesito encontrar otra forma", dijo Roma decidida. En lugar de rendirse, Roma decidió probar algo aún más especial. La tercera estrategia consistía en practicar la gratitud cada mañana antes de levantarse.
Cuando abriera los ojos, Roma se enfocaría en tres cosas por las que estaba agradecida y las repetiría en voz alta. Al día siguiente, Roma abrió sus ojos con determinación y comenzó su ritual de gratitud. "Estoy agradecida por tener una familia amorosa", dijo Roma sonriendo.
"Estoy agradecida por tener amigos maravillosos". Y finalmente, "estoy agradecida por todas las oportunidades que tengo para aprender y crecer". A medida que repetía estas palabras, Roma sintió cómo su corazón se llenaba de alegría y gratitud.
Se levantó de la cama con una sonrisa radiante en el rostro y un nuevo brillo en los ojos. Los días siguientes fueron diferentes para Roma.
Aunque todavía podía haber momentos difíciles, ella sabía cómo enfrentarlos desde un lugar de positividad y gratitud. Un día, mientras compartía su experiencia con sus amigos en la escuela, uno de ellos le sugirió una última estrategia: hacer ejercicio matutino. Decían que liberaba endorfinas y ayudaba a empezar el día con energías renovadas.
Roma decidió darle una oportunidad. Al día siguiente se despertó temprano e hizo algunos ejercicios simples como saltar la cuerda y estiramientos básicos. ¡Y funcionó! Se sintió llena de energía y entusiasmo para enfrentar el día.
A partir de ese momento, Roma siguió combinando todas estas estrategias: música alegre, diario de gratitud y ejercicio matutino. Y poco a poco, su mal humor matutino se convirtió en una cosa del pasado.
Roma aprendió que todos los días pueden tener un buen comienzo si nos enfocamos en las cosas positivas de la vida y nos permitimos disfrutar de ellas. Descubrió que el poder para cambiar su estado de ánimo estaba en sus manos.
Desde aquel día, Roma se levantaba con una sonrisa y contagiaba su alegría a todos los que la rodeaban. Se convirtió en una fuente de inspiración para otros niños que también querían empezar el día más felices.
Y así, Roma vivió cada día con entusiasmo y gratitud, sabiendo que ella tenía el poder de hacerlo especial desde el momento en que abría sus ojos por la mañana.
FIN.