El Poder del Amor



Había una vez, en un pequeño barrio de Buenos Aires, una mamá llamada Rosa y su hija Alma. Rosa siempre había soñado con tener una casa llena de alegría, pero las cosas no salían como ella esperaba. Un día, después de una pelea con su esposo, decidió que ya no quería que él viviera más con ellas.

"¡No aguanto más! ¡Te voy a echar de casa!" - gritó Rosa, muy enojada.

"Pero, Rosa, piensa en Alma..." - respondió el papá con voz triste.

El tiempo pasó, y aunque al principio Rosa se sintió liberada, pronto se dio cuenta de que la casa estaba vacía sin su esposo. Alma, una niña con una gran imaginación y poderes especiales, se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Ella amaba a ambos y no quería que su familia se separara.

Un día, mientras jugaba en su cuarto, Alma tuvo una idea en su cabeza. "Si puedo usar mis poderes para ayudar a mamá a ver lo importante que es el papá, quizás pueda unir a la familia de nuevo", pensó.

Así que, utilizando su imaginación, convirtió su habitación en un mágico mundo lleno de colores y criaturas fantásticas.

"¡Mamá, ven a ver!" - llamó Alma con entusiasmo. Rosa, intrigada, se acercó y quedó asombrada por lo que su hija había creado.

"¿Qué es esto, Alma?" - preguntó Rosa, sorprendiéndose.

"Es nuestro mundo de la felicidad. Aquí todo es posible. Si mirás bien, el amor es la magia más poderosa. ¿No crees que esto podría ayudarnos?" - respondió Alma.

Rosa, con una sonrisa apenada, contestó: "Es muy bonito, cariño, pero el amor no puede resolver los problemas de adultos..."

Alma, decidida a demostrarle lo contrario, propuso un juego.

"Vamos a intentar, mamá. Cada vez que pensemos en algo bueno de papá, esto va a brillar más fuerte. ¡Mirá!"

Con cada recuerdo positivo que compartían sobre el papá, el cuarto se iluminaba más y más. Rosa empezó a recordar los momentos felices que habían pasado juntos como familia.

Con el tiempo, la tristeza de Rosa se fue transformando en nostalgia y cariño.

"Tenés razón, Alma. El amor es muy fuerte. A veces, las personas se olvidan de lo bueno y se enfocan en lo malo. ¡No quiero perder eso!" - dijo Rosa, con lágrimas en los ojos.

Alma vio que su plan estaba funcionando. Entonces, decidió hacer una última jugada. Hizo una pequeña nube mágica con sus poderes.

"Vamos a invitar a papá a un día especial en nuestro mundo mágico. ¡Así podría tomar decisiones importantes!" - sugirió Alma.

Esa noche, mientras Asomaba la luna, Alma llenó la casa de luces y colores. Le enviaron un mensaje mágico al papá, invitándolo a unirse a ellas esa tarde.

A la mañana siguiente, el papá llegó sorprendido al ver todo lo que habían preparado.

"¿Qué es todo esto?" - preguntó, con una sonrisa en su rostro.

"Es un mundo especial que creamos con el poder del amor. Vení y viví un día mágico con nosotras. ¡Te necesitamos!" - contestó Alma.

Rosa, sintiéndose valiente, tomó la mano de su papá y le dijo: "Siento que cometí un error al alejarte. Si hay algo que podemos aprender hoy, es que siempre hay espacio para el perdón y el amor".

El día fue mágico; jugaron juntos, rieron y compartieron historias. Al final del día, ambos se dieron cuenta de cuánto se extrañaban y lo importante que eran el uno para el otro.

"Nunca más dejemos que algo malo se interponga entre nosotros. Vamos a hablar y a resolver lo que sea necesario. ¡Siempre te quiero, Rosa!" - dijo el papá, abrazando a su esposa.

Con lágrimas de felicidad, Rosa sonrió y asintió.

Alma, observando a sus padres reunidos, sintió que había logrado algo grandioso. Con su poder e imaginación, había traído de vuelta la alegría a su hogar. Y desde ese día, cada vez que había un malentendido, volvían a jugar en su mundo mágico y recordaban que el amor siempre es más fuerte que cualquier adversidad.

Y así, gracias al poder del amor y la valentía de Alma, la familia nunca volvió a separarse.

FIN.

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