El poder del amor y la amistad
Había una vez en un bosque encantado, una pequeña hada llamada Momo. Momo era muy especial porque tenía el poder de hacer que las cosas se duplicaran con solo tocarlas.
Un día, mientras volaba por el bosque, vio a un grupo de animalitos tristes porque no tenían suficiente comida para sobrevivir el invierno que se acercaba. Momo se acercó a ellos y les ofreció ayuda: "-No se preocupen, amigos.
Con mi poder mágico puedo duplicar la comida que tengan para que nunca les falte nada". Los animalitos no podían creer lo que escuchaban y empezaron a traerle sus provisiones.
Momo tocó las nueces de Ardilla y en un abrir y cerrar de ojos se multiplicaron, luego hizo lo mismo con los granos de maíz del conejito y las bayas del pajarito. Todos los animalitos estaban felices y agradecidos con Momo por su generosidad.
Pero un día, mientras Momo caminaba por el bosque, se encontró con una bruja malvada llamada Griselda. Griselda estaba celosa del poder de Momo y decidió robarle su magia para usarla para sus propios planes oscuros. Griselda engañó a Momo diciéndole que necesitaba su ayuda para salvar a un pájaro herido.
Cuando Momo accedió a ayudar, Griselda aprovechó la oportunidad y le robó su magia con un hechizo maligno. Momo se sintió triste al darse cuenta de que ya no podía duplicar nada con solo tocarlo.
Pero en lugar de rendirse, decidió buscar una solución al problema. Recordando las palabras sabias de su abuela hada, emprendió un viaje en busca del Gran Sabio del Bosque.
Después de superar muchos desafíos y obstáculos en su camino, finalmente llegó ante el Gran Sabio del Bosque. El sabio escuchó atentamente la historia de Momo y le dijo: "-Querida hadita, la verdadera magia está dentro de ti.
Aunque te hayan quitado tu don especial, siempre tendrás la capacidad de ayudar a los demás con tu bondad y valentía". Con estas palabras reconfortantes en su corazón, Momo regresó al bosque decidida a seguir ayudando a sus amigos como pudiera.
Aunque ya no podía duplicar la comida ni nada material, descubrió que aún tenía mucho amor y amistad para dar. Los animalitos comprendieron que lo importante no era tener cosas materiales en abundancia, sino contar con el apoyo y cariño incondicional de alguien como Momo.
Juntos aprendieron que la verdadera magia reside en actos simples pero llenos de amor hacia los demás. Y así, gracias al coraje y determinación de Momo, el bosque encantado floreció más hermoso que nunca antes.
FIN.