El poder del sí



Fausto era un nene muy feliz y curioso. Le encantaba jugar con sus amigos, explorar el mundo y aprender cosas nuevas cada día. Pero un día, algo extraño le sucedió a Fausto.

Un grupo de brujas malvadas decidieron hacerle un hechizo para que solo pudiera decir "no, no, no". Fausto se asustó mucho cuando se dio cuenta de que ya no podía hablar como antes.

Intentó pedir ayuda a sus padres y amigos, pero todo lo que podía decir era —"no" . -¿Qué te pasa, Fausto? -preguntó su mamá preocupada. "No, no, no", respondió Fausto frustrado. Sus amigos también intentaron ayudarlo pero fue inútil.

Todos los días eran iguales para él: despertarse temprano por la mañana, desayunar con su familia y luego pasar horas jugando solo en su habitación sin poder comunicarse con nadie. Un día mientras estaba jugando en su habitación vio una mariposa posarse en la ventana.

La siguió con la mirada mientras volaba libremente por el jardín hasta que desapareció entre las flores. Fausto pensó: "Quiero ser como esa mariposa".

Y ese pensamiento lo llevó a tomar una decisión importante:"¡No quiero seguir diciendo —"no"  todo el tiempo! Quiero volver a hablar como antes". Con esa determinación en mente, salió corriendo al jardín a buscar respuestas. Allí encontró a una anciana sabia sentada bajo un árbol leyendo un libro.

- Hola señora ¿puede ayudarme? La sabia sonrió y le preguntó qué le pasaba. Con lágrimas en los ojos, Fausto le contó todo lo que había sucedido. La anciana sabia escuchó atentamente y luego le dijo:- Fausto, la respuesta está dentro de ti.

Si quieres volver a hablar como antes, debes empezar diciendo "sí". Sí a la vida, sí al amor, sí a la alegría. Fausto pensó en las palabras de la sabia y decidió intentarlo.

Empezó a decir "sí" cada vez que pensaba en algo positivo y poco a poco fue recuperando su capacidad para comunicarse con los demás. Un día mientras jugaba con sus amigos pudo decirles por primera vez desde el hechizo: "¡Hola amigos! ¿Quieren jugar conmigo?".

Todos se abrazaron emocionados y Fausto volvió a ser el niño feliz y curioso que era antes del hechizo malvado. Desde ese día aprendió una gran lección: nunca dejar de decir "sí" a las oportunidades que ofrece la vida.

FIN.

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