El poder mágico de la música



Dafne era una niña muy especial. Le encantaba jugar y divertirse, pero lo que más le costaba era despertarse temprano en las mañanas frías de invierno.

Su mamá Gabi intentaba muchas veces alistarla para que sus tías Emi y Vale la lleven al jardín a horario, pero Dafne siempre se resistía a salir de su cama caliente. Un día, mientras Gabi preparaba el desayuno, decidió poner música para animar a Dafne a levantarse.

De repente, sonaron unos acordes pegajosos y Dafne empezó a mover los pies debajo de las sábanas. Al escuchar la canción, comenzó a cantar con entusiasmo:"Despierta ya, es hora de jugar / El sol brilla fuerte y hay mucho por disfrutar".

Gabi sonrió feliz al ver cómo su hija se animaba con la música. Juntas bailaron por toda la casa hasta que finalmente llegó el momento de salir hacia el jardín.

Mientras caminaban por la calle, Dafne seguía tarareando la canción que habían escuchado en casa. Pero cuando llegaron al jardín, algo extraño sucedió: todas las plantas estaban tristes y marchitas. "¿Qué ha pasado aquí?", preguntó Gabi preocupada.

"No lo sé", respondió una de las tías de Dafne. "Pero parece que algo ha estado robándose toda la energía del jardín". Dafne no podía creerlo. Ella amaba tanto ese lugar lleno de flores y árboles coloridos. Decidió entonces hacer algo al respecto.

Recordando la canción que su mamá había puesto esa mañana, se propuso animar a las plantas con su voz. "Vamos flores, despierten ya / La vida es corta y hay tanto por disfrutar".

Y así empezó a cantar a todo pulmón mientras caminaba entre las plantas. Poco a poco, sintió cómo la energía del jardín volvía a fluir. Las hojas se levantaban hacia el sol y los pajaritos empezaban a cantar de nuevo.

"¡Lo lograste Dafne!", exclamaron sus tías emocionadas. Desde ese día, Dafne entendió que la música tenía un poder mágico para animar no solo su propia vida, sino también la de todos aquellos seres vivos que la rodeaban.

Cada mañana se despertaba temprano para poner música y bailar junto a su mamá antes de ir al jardín. Y siempre recordaba cuidar con amor y alegría ese lugar lleno de vida y color que tanto amaba.

FIN.

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