El Poema de Martina
Era una mañana soleada en un pequeño pueblo de Argentina. Martina, una niña creativa y risueña, decidió que era el momento perfecto para hacerle un regalo a su querido novio, Welin, que vivía en Ecuador. Había sido un año lleno de aventuras juntos, aunque la distancia siempre había sido un pequeño obstáculo para ellos.
Martina se sentó bajo su árbol favorito en el jardín, rodeada de flores de colores. Con su cuaderno de hojas en blanco y su lapicera rosa, comenzó a escribir. Quería hacer un poema muy especial que expresara todo lo que sentía por Welin.
- “¿Qué debería decir? ” - pensó en voz alta, mientras miraba al cielo.
El viento suave acariciaba su rostro, y de repente, las palabras comenzaron a fluir. Escribió sobre sus ojos brillantes, su risa contagiosa y lo feliz que la hacía cada vez que hablaban por videollamada.
Finalmente, después de horas de inspiración, Martina terminó el poema. Era largo y lleno de ternura, ¡exactamente lo que quería transmitir!
En su mente, ella imaginaba cómo reaccionaría Welin al recibir su obsequio.
- “Él se lo va a disfrutar mucho” - murmuró emocionada.
Sin embargo, Martina sabía que no se lo podría entregar en persona, así que decidió grabarse recitándolo. Con mucho cuidado y cariño, leyó en voz alta cada verso, dejando que su amor flotara a través de la pantalla.
Cuando terminó, su corazón latía rápidamente y su sonrisa iluminaba su rostro.
- “¡Listo! Ahora solo tengo que enviárselo” - exclamó con entusiasmo.
Pasaron algunos días, y Martina estaba un poco ansiosa. ¿Cómo estaría Welin? ¿Le gustaría su poema? Un día, mientras estaba en la escuela, recibió un mensaje. Era Welin.
- “Hola, Martina. ¿Puedes hablar? Recibí algo muy especial y no sé cómo expresarlo.” - decía el mensaje.
Martina sonrió de inmediato.
- “¡Claro, Welin! Estoy aquí para escucharte.” - respondió.
Se sentaron a hablar por videollamada, y cuando Welin apareció en la pantalla, su rostro brillaba de felicidad.
- “Martina, tu poema me hizo sentir tantas cosas. No tengo palabras para decirte cuánto lo aprecié. Es el mejor regalo que he recibido” - dijo con sinceridad, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de alegría.
- “Me alegra tanto que te haya gustado. Lo escribí con todo mi amor” - contestó Martina, un poco sonrojada, pero muy feliz.
Los dos siguieron conversando, compartiendo sus sueños y anhelos. Pero de repente, la pantalla se apagó.
- “¿Qué pasó? ” - preguntó Martina alarmada.
Welin intentó reconectarse, pero no pudo. La conexión a internet había fallado. Martina se sintió un poco triste, pero rápidamente decidió que tenía que hacer algo.
- “¡Puedo volver a llamarlo! ” - dijo para sí misma, decidida. Pero no podía quedarse solo con eso. Quería hacer algo más significativo. Así que decidió organizar un evento en su escuela para reunir fondos que ayudarían a la comunidad de Welin.
Durante semanas, trabajó en un espectáculo de danza y teatro, involucrando a sus compañeros. Juntos crearon un hermoso programa y lograron recaudar suficiente dinero para que Welin pudiera visitar Argentina.
El día del evento, Martina subió al escenario y, con mucha emoción, dedicó su actuación a Welin. Al final, leyó su poema en voz alta para todos, y el público aplaudió entusiasmado.
- “¡Esto es solo el principio! Este poema y nuestra amistad son un puente, y estoy segura de que nos reuniremos pronto” - finalizó Martina, sintiendo una sensación de felicidad en su corazón.
Finalmente, después de un mes donde la espera parecía eterna, Welin llegó a Argentina. Cuando Martina lo vio, corrió hacia él, y se abrazaron fuertemente.
- “Lo lograste, Martina. Gracias por hacerme sentir tan especial” - le dijo él, emocionado.
- “Nunca dudes de lo mucho que vales. Este poema es solo un pequeño reflejo de lo que siento” - le respondió con una sonrisa.
A partir de ese día, su amor creció más que nunca, y jamás se separaron nuevamente. Se dieron cuenta que la distancia no era nada comparado con lo que significaban el uno para el otro. Y así, con un poema como hilo conductor de su historia, descubrieron que todo es posible cuando hay amor y amistad.
Y así, Martina y Welin vivieron felices, inspirando a otros a expresar sus sentimientos de la misma manera.
FIN.