El Pollo, el Ganso y el Gato Envidioso
En una granja colorida y alegre, vivían un pollo llamado Pío y un ganso llamado Ganso. Pío era un pollo curioso y optimista, siempre feliz de explorar. Ganso, por su parte, era un ganso amigable y le encantaba nadar en el estanque con su mejor amigo, Pío. Juntos se pasaban el tiempo jugando y contándose historias.
Un día, mientras Pío y Ganso se divertían, apareció un gato llamado Gato. Gato era conocido en la granja por ser muy astuto, pero también por ser un poco envidioso. Al ver la feliz amistad entre Pío y Ganso, Gato sintió un fuerte pitido de celos.
"¡Es injusto!" - maulló Gato, sacudiendo su cola. "¿Por qué se llevan tan bien? Yo también quiero tener un amigo."
Decidido a separarlos, Gato ideó un plan. Cuando Pío estaba nadando con Ganso en el estanque, Gato saltó y gritó:
"¡Oye, Pío! ¡Hacete el pollo y salí del agua! No querrás mojarte, ¿verdad?"
Pío miró a Gato y luego a Ganso.
"¿Por qué tendría que salir del agua? ¡Me divierte nadar con Ganso!"
Gato se frustró, pero no se dio por vencido.
Su siguiente plan fue intentar asustar a Pío. Gato se escondió detrás de un árbol y saltó hacia él.
"¡Boo!" - gritó.
Pío, aunque se asustó un poco, miró a Ganso y sonrió.
"No puedo dejar que un susto me aleje de mi amigo. ¡Vamos a seguir jugando!"
"¡Eso es!" - respondió Ganso, dándole pataditas al agua.
Gato se sintió frustrado pero no se rindió. Ideó un nuevo plan: iba a hacer que Ganso se sintiera mal por ser amigo de un pollo. Así que un día, cuando Pío y Ganso estaban sentados bajo un árbol, Gato se acercó con una sonrisa.
"Ganso, no te parece que es raro que seas amigo de un pollo?" - preguntó Gato.
"¿Raro? ¿Por qué?" - respondió Ganso confundido.
"¡Porque los pollos no saben nadar como los gansos! Te haría ver mal en el estanque."
Ganso se quedó pensativo por un momento, pero recordó todos los buenos momentos que había pasado con Pío.
"¿Raro? ¡Pío es mi amigo y me hace feliz! No importa si sabe nadar o no. ¡Eso es lo que importa!" - dijo Ganso.
Gato estaba casi a punto de rendirse. Pero en su último intento, decidió invitar a todos los demás animales de la granja a que se dieran cuenta de la amistad entre Pío y Ganso.
Originalmente pensó que si hacían comentarios provocativos, tal vez eso haría que se separaran. Sin embargo, los otros animales vieron la alegría que compartían.
"¡Qué lindo es verlos nadando juntos!" - dijo la vaca Rita.
"¡Pío y Ganso son una gran dupla!" - añadió el perro Toby.
Gato se dio cuenta de que su estrategia no funcionaba. Los demás animales apreciaban la amistad de Pío y Ganso, y eso lo hizo sentir triste y solitario.
Fue entonces cuando Gato se acercó a ellos, algo avergonzado.
"¿Podría... podría unirme a ustedes?" - preguntó Gato con la voz suave.
Pío y Ganso se miraron.
"¡Claro, Gato! Todos pueden ser amigos aquí... ¡Ven y juega con nosotros!" - dijo Pío inocentemente.
Así, un surpreendente lazo se formó. Gato por fin sintió lo que era tener amigos. Pío, Ganso y Gato se convirtieron en inseparables, zambulléndose en aventuras y compartiendo risas.
Desde aquel día, Gato no sintió más envidia. Aprendió que las amistades son inclusivas y que siempre hay espacio para más amigos en el corazón.
FIN.