El Portal de Leo
Era una hermosa tarde en el barrio de Leo, los pájaros cantaban y las hojas de los árboles se movían suavemente con el viento. Leo estaba emocionado por ir al parque a jugar con sus amigos.
Salió corriendo de su casa sin mirar a ambos lados de la calle y fue atropellado por un auto. Todos en el barrio estaban tristes por lo sucedido, especialmente los amigos de Leo.
Un día después del funeral, ellos se reunieron en el parque para recordarlo y hablar sobre cómo extrañaban jugar con él. "¿Qué podemos hacer ahora sin Leo?" preguntó María, la mejor amiga de Leo.
"Podemos construir un monumento en su honor" sugirió Juan, otro amigo cercano. "¡Sí! Podemos juntar dinero y hacer algo especial para que siempre esté con nosotros" exclamó Ana emocionada. Con mucho esfuerzo, los amigos empezaron a recolectar dinero para construir un monumento que honraría la memoria de Leo.
Vendieron limonadas y organizaron eventos en el parque para recaudar fondos hasta que finalmente tuvieron suficiente dinero para hacerlo realidad. El monumento era una hermosa figura de bronce que representaba a Leo jugando fútbol junto a sus amigos.
Todos lo admiraban mientras compartían historias divertidas sobre sus aventuras juntos. Pero algo inesperado ocurrió cuando estaban inaugurando el monumento: apareció un hombre misterioso vestido todo de negro quien dijo ser un mago llamado "Mago Max".
"Vengo del futuro" dijo Mago Max "y les traigo una gran noticia. Leo no murió, él fue enviado a una dimensión paralela donde pudo continuar viviendo y creciendo felizmente".
Los amigos de Leo se sorprendieron y emocionaron al escuchar esto, pero al mismo tiempo se preguntaban cómo podrían traerlo de regreso. "Para volver a su dimensión, necesitan construir un portal que conecte nuestra realidad con la suya" explicó Mago Max.
Los amigos decidieron trabajar juntos para construir el portal y así poder traer de vuelta a Leo. Fueron días llenos de trabajo duro y dedicación, pero finalmente lograron construir el portal. Cuando lo activaron, vieron como un brillo intenso los cegó por unos segundos.
Una vez que recuperaron la vista, encontraron a Leo frente a ellos sonriendo felizmente. "¡Amigos! ¿Qué están haciendo aquí?" preguntó Leo confundido. "Te extrañamos mucho" le dijo María mientras lo abrazaba fuertemente. "Te trajimos de vuelta" dijo Juan con lágrimas en sus ojos.
Desde ese día en adelante, los amigos de Leo aprendieron la importancia de ser cuidadosos al cruzar la calle y nunca más olvidarían mirar hacia ambos lados antes de hacerlo.
Además descubrieron que trabajando juntos podían superar cualquier obstáculo y siempre estar allí el uno para el otro.
FIN.