El portal de los sueños



Había una vez un joven llamado Matías, quien era muy curioso y aventurero. Un día, mientras jugaba en el sótano de su casa, encontró una vieja puerta de madera oculta detrás de unas cajas.

Sin pensarlo dos veces, Matías decidió abrirla para ver qué había al otro lado. Pero lo que no sabía es que esa puerta conducía a otra dimensión completamente distinta a la suya.

Cuando cruzó la puerta, Matías se encontró en un mundo lleno de colores brillantes y extrañas criaturas. Estaba emocionado por esta nueva aventura, pero también se dio cuenta de que estaba lejos de casa y quería regresar con sus papás.

Decidido a encontrar el camino de vuelta, Matías comenzó su gran viaje. Caminó por prados verdes y montañas nevadas; nadó en ríos cristalinos y voló sobre nubes esponjosas. Cada paso lo acercaba más a su objetivo: reunirse con sus papás nuevamente.

En su travesía, Matías conoció a muchos personajes peculiares que le ayudaron en su búsqueda. Primero encontró a Lucas, un simpático duende que conocía los secretos del bosque encantado. "¡Hola! Soy Lucas", dijo el duende con una sonrisa amigable-.

"Si quieres volver a tu casa, debes buscar la llave mágica perdida en las profundidades del lago místico". Matías siguió las indicaciones de Lucas y llegó al lago místico. Allí encontró una sirena llamada Sofía quien estaba llorando porque había perdido su collar mágico.

"¿Puedes ayudarme a encontrar mi collar?", sollozó Sofía-. "Si lo encuentras, te daré la llave que buscas". Matías, sin dudarlo, se sumergió en el lago y buscó por todas partes hasta que finalmente encontró el collar de Sofía.

La sirena estaba tan feliz que le entregó la llave mágica prometida. Con la llave en mano, Matías siguió su camino y llegó a un castillo encantado donde vivía una bruja llamada Isabella.

Ella era muy poderosa pero también muy solitaria. "Si quieres volver con tus papás", dijo Isabella con voz temblorosa-, "debes traerme una poción especial hecha con ingredientes raros".

Matías aceptó el desafío y recorrió montañas peligrosas, cuevas oscuras y bosques tenebrosos para recolectar los ingredientes necesarios. Con mucho esfuerzo y valentía, logró conseguir todo lo que Isabella pedía. La bruja, sorprendida por la determinación de Matías, preparó la poción mágica y le aseguró que lo llevaría de regreso a casa.

Matías bebió la poción y en un abrir y cerrar de ojos se encontraba nuevamente en su hogar. Sus papás estaban esperándolo ansiosamente y cuando lo vieron llegar corrieron a abrazarlo llenos de alegría.

"¡Hijo! ¡Estamos tan felices de tenerte de vuelta!", exclamaron sus papás emocionados. Matías les contó sobre su increíble aventura en la otra dimensión y les agradeció por siempre apoyarlo en sus sueños y curiosidad. Aprendió que el amor y la perseverancia eran claves para superar cualquier obstáculo.

Desde ese día, Matías valoró aún más su hogar y su familia, pero también mantuvo viva la chispa de la aventura en su corazón. Nunca dejó de explorar, aprender y compartir sus experiencias con los demás.

Y así, Matías se convirtió en un joven valiente y sabio, inspirando a otros niños a seguir sus pasiones y nunca dejar de soñar. Y cada vez que veía una puerta misteriosa, recordaba con cariño su gran viaje hacia otra dimensión.

FIN.

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