El Portal de los Sueños



Había una vez un niño llamado Tomi, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques mágicos. Un día, mientras exploraba el jardín de su abuela, se topó con un misterioso portal cubierto de hojas doradas.

"¿Qué será esto?" - se preguntó mientras se acercaba.

Sin pensarlo dos veces, Tomi cruzó el portal y, para su sorpresa, se encontró en un mundo completamente diferente, lleno de magia y criaturas fascinantes. El cielo era de un color púrpura brillante y había árboles que hablaban.

"¡Hola, niño! ¡Bienvenido al Reino de los Magos y Brujas!" - exclamó un árbol con una voz profunda.

"¿M-Mágico?" - dijo Tomi, mientras miraba a su alrededor, asombrado.

Mientras caminaba, se encontró con una dulce brujita llamada Lila, que montaba en una escoba que parecía un auto volador.

"¡Hola! Soy Lila. ¿Te gustaría dar un paseo por el cielo?" - invitó la brujita.

"¡Sí!" - respondió Tomi, emocionado.

Lila lo llevó volando por las nubes, mostrando las maravillas de su mundo. Sin embargo, mientras viajaban, un viento fuerte comenzó a soplar y el auto volador de Lila se desvió, chocando contra un árbol gigante.

"¡Ay, no! ¡No puedo volar!" - dijo Lila con preocupación.

"No te preocupes, podemos arreglarlo juntos. ¡Vamos a buscar ayuda!" - instó Tomi, decidido a ayudar a su nueva amiga.

Caminaron por el bosque y se toparon con un viejo mago llamado Merlín, quien, al verlos, dijo:

"¿Qué les ha traído a este lugar?" - preguntó con su voz profunda y sabia.

"¡Necesitamos ayuda! El auto de Lila se rompió y no puede volar!" - explicó Tomi.

"Hmm..." - reflexionó Merlín. "Para arreglarlo, necesitarán encontrar tres ingredientes mágicos. Primero, una pluma de ave del fuego; segundo, una lágrima de un dragón y, por último, un rayo de sol atrapado en un frasco."

"¡Podemos hacerlo!" - dijo Tomi, con valentía.

La aventura comenzó. Primero, viajaron a la Montaña del Fuego para encontrar la pluma. Allí, encontraron un ave de fuego volando majestuosamente.

"¡Hola! Queremos tu pluma para ayudar a Lila. ¿Nos la darías?" - pidió Tomi con respeto.

"Solo la daré a quien me haga reír" - respondió el ave.

Tomi pensó rápidamente y hizo muecas y cuentos cómicos. Tras un rato, la ave no pudo contener la risa y le dio una hermosa pluma dorada.

"¡Una! Solo faltan dos más" - celebró Tomi.

Luego, fueron hacia la cueva del dragón, donde Lila le preguntó al dragón:

"Por favor, necesitamos una lágrima para ayudar a mi escoba. ¿Podrías, por favor...?" - Lila no pudo terminar la frase, ya que la gran criatura parecía amenazante.

Pero Tomi, con valentía, se acercó y le dijo al dragón:

"Sabemos que eres fuerte. No queremos pelea, solo ayudar a Lila. ¿Puedo contarte una historia en lugar de pedir algo?" - ofreció.

Intrigado, el dragón aceptó y escuchó pacientemente la historia de cómo Tomi y Lila habían cruzado el portal y enfrentado los desafíos juntos. Al final, el dragón se sintió conmovido y soltó una lágrima de felicidad.

"¡Dos! Solo falta uno más" - gritó Tomi.

Finalmente, se dirigieron a la colina más alta, donde podrían atrapar el rayo de sol. Sin embargo, había muchos obstáculos: caminos llenos de barro y árboles que discutían entre sí.

"¡Sigamos! ¡Podemos lograrlo si estamos juntos!" - alentó Tomi, mientras ayudaba a Lila a saltar los obstáculos.

Una vez en la cima, esperaron pacientemente hasta que un rayo de sol brilló intensamente, iluminando todo a su alrededor. Ambos levantaron un frasco. Al atrapar el rayo con el frasco, tuvieron el tercer ingrediente.

"¡Lo logramos!" - gritaron al unísono.

Regresaron donde Merlín y le entregaron los ingredientes mágicos. El mago se sonrió satisfecha.

"Con estos ingredientes, Lila podrá volar nuevamente" - dijo mientras realizaba un hechizo con movimientos elegantes de sus manos.

Después de unos momentos, el auto volador brilló con una luz dorada y volvió a estar en perfecto estado.

"¡Gracias, Tomi!" - exclamó Lila, agradecida.

"¡Gracias a vos por la aventura! Fue increíble" - contestó Tomi con una gran sonrisa.

Tomi se despidió del mundo mágico, cruzando el portal una vez más. A partir de ese día, no solo ganó una amiga, sino que también aprendió que con valentía y trabajo en equipo, ¡se pueden superar cualquier obstáculo! Y así, mientras regresaba a su hogar, llevaba en su corazón la magia de la amistad y la aventura.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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