El Portal del Tiempo



En un pequeño pueblo llamado Tiempo Verde, tres amigos inseparables: Lía, una curiosa niña de 10 años, Tomás, un valiente niño de 11 años, y Sofía, una sabia joven de 12 años, pasaban sus días explorando los misterios de su entorno. Un día, mientras paseaban por el bosque, encontraron una extraña piedra que brillaba con una luz intensa.

"Mirá eso", dijo Lía, apuntando emocionada. "Es como un portal. ¿Se atreverán a tocarla?"

"Yo no sé... puede ser peligroso", dijo Tomás, con un poco de miedo.

"Pero, ¿y si nos lleva a un mundo mágico?", respondió Sofía, llena de entusiasmo.

El trío decidió acercarse y, al tocar la piedra, un torbellino de luz los envolvió. En un instante, se encontraron en un reino lleno de criaturas fantásticas y un cielo de colores brillantes.

"¿Dónde estamos?", preguntó Tomás, mirando a su alrededor.

"¡Mirá! Ahí viene alguien", dijo Lía, señalando a una maga que se acercaba a ellos con una capa resplandeciente.

La maga, llamada Elara, les explicó que estaban en el Reino de Aletheia. Allí, la paz reinaba gracias a la habilidad de la maga para resolver los conflictos mediante la magia. Sin embargo, una sombra de traición se cernía sobre el reino, ya que un villano llamado Zorgax estaba tramando un plan para despojar a Elara de su poder.

"Necesitamos ayuda", solicitó Elara.

"Nosotros podemos ayudar", afirmó Tomás, decidido.

"Pero, ¿cómo? Somos solo niños", dudó Lía.

Elara sonrió.

"La verdadera magia radica en la valentía y la amistad. Deben ser valientes y trabajar en equipo".

Los amigos aceptaron la misión y, con la ayuda de Elara, comenzaron a buscar pistas sobre el plan de Zorgax. Durante su búsqueda, enfrentaron diferentes desafíos que pusieron a prueba su amistad.

Un día, mientras exploraban una cueva oscura, Sofía encontró un diario antiguo.

"Este diario dice que Zorgax ha estado buscando un cristal especial que le permitirá robar la magia de Aletheia", explicó Sofía.

"¡Tenemos que encontrar ese cristal antes que él!", exclamó Tomás.

"Pero es muy peligroso", advirtió Lía, un poco asustada.

"Si trabajamos juntos, lo lograremos", aseguró Sofía, determinada a salvar el reino y su amistad.

Los amigos se dirigieron a la montaña mágica, donde se decía que el cristal estaba escondido. Después de superar obstáculos y resolver acertijos, finalmente llegaron a un claro iluminado. Allí brillaba el cristal, pero también estaba Zorgax, quien parecía estar esperándolos.

"¡Muy bien, pequeños! Creían que podían detenerme!", rió Zorgax, malvado.

"¡No lo permitiremos!", gritó Tomás, tomando la delantera.

"¡Con el poder de nuestra amistad, te enfrentaremos!", añadió Lía, sintiendo que valía la pena luchar.

Sofía recordó las enseñanzas de Elara y, usando su ingenio, ideó un plan.

"¡Distráelo mientras yo agarro el cristal!", ordenó Sofía, y los tres se movieron en perfecta sincronía.

Mientras Tomás enfrentaba al villano, Lía y Sofía lograron alcanzar el cristal. Cuando Zorgax se dio cuenta, se puso furioso.

"¡No podréis detenerme!", gritó.

"¡Sí podemos!", respondieron al unísono los amigos.

Con una fuerza combinada, los amigos activaron el cristal, canalizando su energía positiva a través de la amistad. Zorgax fue derrotado y el reino de Aletheia recuperó su paz.

Elara agradeció a los tres amigos por su valentía.

"Han demostrado que el verdadero poder radica en la amistad y la colaboración. ¡Siempre recordaré su nobleza!".

Con un nuevo brillo en sus corazones, los amigos se despidieron de Elara y regresaron a su hogar a través del portal.

"Nunca olvidaré lo que vivimos", comentó Lía, emocionada.

"Y lo mejor de todo es que somos más fuertes juntos", añadió Sofía.

"¡Sí!", concluyó Tomás. "¡La aventura apenas comienza!".

Así, los tres amigos volvieron, no solo con historias de un mundo mágico, sino con la certeza de que la verdadera amistad siempre triunfa sobre cualquier desafío. Desde entonces, cada vez que miraban hacia el bosque, sonreían, sabiendo que, en cualquier momento, podían embarcarse en una nueva aventura.

FIN.

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