El portal encantado


Había una vez una niña llamada Lena, quien vivía en la tranquila ciudad de Scarborough. Era una niña curiosa y valiente, siempre buscando nuevas aventuras y emociones.

Un día, mientras exploraba el parque de la ciudad, Lena tropezó con una roca peculiar. Intrigada por su apariencia brillante, Lena decidió examinarla más de cerca. Para su sorpresa, descubrió que había una piedra mágica encajada en ella.

Sin pensarlo dos veces, Lena colocó la piedra en un hueco de la roca y ¡de repente se abrió un portal hacia otro mundo! Lena cruzó el portal con cautela y se encontró inmersa en un hermoso paisaje lleno de colores brillantes y criaturas fantásticas.

Pronto, fue recibida por la princesa Eylin de Scarborough, quien tenía el cabello dorado como los rayos del sol y ojos tan azules como el océano. "¡Bienvenida a mi reino mágico!", exclamó Eylin con alegría.

Lena quedó maravillada por todo lo que veía a su alrededor. Había unicornios mágicos correteando entre los árboles y hadas jugando en los arroyos cristalinos. "¿Quieres venir a conocer mi castillo?", preguntó Eylin emocionada. Lena asintió entusiasmada y juntas se dirigieron al majestuoso castillo de Scarborough.

Mientras caminaban, Eylin le contaba historias sobre las leyendas del reino y las increíbles habilidades mágicas que poseían sus habitantes.

Una vez dentro del castillo, Lena conoció a los leales servidores de Eylin y aprendió sobre sus roles en el reino. También descubrió que cada uno tenía un don especial, como la capacidad de controlar las plantas o leer los pensamientos. Día tras día, Lena vivía emocionantes aventuras junto a Eylin y sus amigos mágicos.

Juntos, exploraban bosques encantados, resolvían acertijos misteriosos y ayudaban a los habitantes del reino cuando tenían problemas. Un día, mientras paseaban por el Bosque de las Mariposas Brillantes, se encontraron con un dragón asustado.

El dragón les explicó que había perdido su hogar debido a un hechizo malvado lanzado por una bruja malvada. Lena y Eylin decidieron ayudar al dragón y buscaron pistas para deshacer el hechizo.

Recorrieron cuevas oscuras y montañas altas hasta que finalmente encontraron el objeto necesario para romper el encantamiento. Con valentía y trabajo en equipo, lograron liberar al dragón de su prisión mágica. Agradecido, el dragón prometió proteger siempre al reino de Scarborough.

Después de esa gran aventura, Lena se dio cuenta de lo importante que era la amistad y cómo cada uno podía usar sus habilidades especiales para hacer del mundo un lugar mejor. Finalmente, llegó el momento en que Lena tuvo que regresar a su propio mundo.

Se despidió tristemente de Eylin y todos sus nuevos amigos mágicos con la promesa de volver algún día. De vuelta en Scarborough, Lena guardó la piedra mágica como un tesoro y recordó con cariño todas las emocionantes aventuras que había vivido en el reino mágico.

Desde ese día, Lena nunca dejó de ser curiosa y valiente. Sabía que cada día podía encontrar algo mágico y especial si se atrevía a explorar y creer en la magia que existe en el mundo.

Y así, Lena siguió viviendo su vida llena de aventuras, siempre recordando sus días maravillosos en el reino de Scarborough.

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