El portal mágico


Sofía y Tiziana estaban muy emocionadas porque ese día iban a visitar el museo de ciencias. Las dos amigas llevaban semanas esperando esta visita, ya que les encantaba aprender sobre el mundo y descubrir cosas nuevas.

Al llegar al museo, se encontraron con una gran sorpresa: ¡había un científico loco en la entrada! El hombre estaba vestido con una bata blanca y tenía el pelo desordenado. Parecía tan distraído que ni siquiera notó la presencia de las niñas.

-¡Mira Sofi, es un científico! -exclamó Tiziana emocionada. -Sí, parece estar muy ocupado con sus experimentos -respondió Sofía asombrada. Sin pensarlo dos veces, las amigas decidieron acercarse al científico para preguntarle qué estaba haciendo.

-Disculpe señor científico, ¿qué está investigando? -preguntó Tiziana con curiosidad. El hombre levantó la vista y miró a las niñas sorprendido. Parecía haberse olvidado de todo lo demás mientras trabajaba en su experimento secreto. -Mis disculpas por no darme cuenta de su presencia.

Estoy trabajando en algo muy especial... ¡un portal hacia otra dimensión! -explicó el científico entusiasmado. Las chicas se quedaron boquiabiertas ante semejante revelación. No podían creer lo que estaban escuchando.

Pero antes de poder hacer más preguntas, el científico los invitó a pasar al laboratorio para verlo en acción. Una vez dentro del laboratorio, Sofía y Tiziana se encontraron con un aparato extraño que parecía una puerta gigante.

El científico les explicó cómo funcionaba y les pidió que lo ayudaran a encenderlo. -Conecten esos cables allí y giren esa perilla -indicó el científico mientras señalaba diferentes controles en la máquina.

Las niñas siguieron las instrucciones al pie de la letra y, para su asombro, el portal comenzó a brillar intensamente. De repente, se abrió una puerta hacia otra dimensión. -¡Increíble! ¿Podemos pasar? -preguntó Sofía emocionada. -Claro que sí, pero recuerden: solo tienen 10 minutos antes de que se cierre automáticamente -advirtió el científico.

Sin pensarlo dos veces, las niñas cruzaron el portal y llegaron a un lugar mágico lleno de colores y formas extrañas. Parecía como si estuvieran en otro planeta.

Mientras exploraban aquel mundo desconocido, Sofía y Tiziana descubrieron plantas luminosas que cambiaban de color al tocarlas e insectos gigantes con alas brillantes. Era como estar en un sueño hecho realidad. Pero cuando ya casi había pasado el tiempo límite, las niñas comenzaron a preocuparse por no poder volver al museo.

Fue entonces cuando vieron una especie de piedra mágica flotando en el aire. Decidieron tocarla juntas y cerrar los ojos muy fuerte deseando regresar al museo. Cuando abrieron los ojos, se encontraron nuevamente frente al científico loco en su laboratorio.

-¡Lo lograron! ¡Han regresado! -exclamó el científico sorprendido. Sofía y Tiziana se abrazaron emocionadas. Aunque habían disfrutado mucho su aventura en la otra dimensión, estaban felices de estar de vuelta en casa.

-Gracias por esta increíble experiencia, señor científico -dijo Sofía sonriente. -Sí, fue algo que nunca olvidaremos. Nos encanta aprender cosas nuevas y descubrir mundos nuevos -añadió Tiziana entusiasmada.

El científico les agradeció a las niñas por su ayuda y les prometió que seguiría trabajando en experimentos emocionantes para que pudieran volver a visitarlo pronto. Desde aquel día, Sofía y Tiziana aprendieron que la curiosidad y el deseo de aprender podían llevarlas a lugares asombrosos.

Y aunque no todos los días se encuentran con científicos locos en los museos, siempre estarían dispuestas a explorar y descubrir cosas nuevas.

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