El Postor Mentiroso
Érase una vez en el colorido pueblo de Arcoiris, donde todo brillaba con los colores más hermosos y los animales hablaban. En este mágico lugar, todos sabían que el mercado de los cuentos era el más grande y emocionante de todos. Cada fin de semana, los habitantes se reunían para intercambiar historias y aventuras. Pero había un postor que siempre causaba revuelo: ¡el Postor Mentiroso!
El Postor Mentiroso, un zorro astuto llamado Felix, siempre buscaba llamar la atención. "¡Vengan, vengan! Escuchen la historia de cómo volé sobre un arcoíris y hablé con las nubes!"-, anunciaba con voz retumbante. Todos los niños del pueblo se acercaban de inmediato, fascinados. Pero lo que no sabían era que Felix nunca había volado, y sus historias eran solo inventos.
Un día, una pequeña tortuga llamada Tita decidió que tenía que hacer algo. Ella conocía la verdad sobre Felix y cómo sus mentiras hacían que algunos niños se sintieran decepcionados. Entonces, Tita pensó en un plan. "Voy a retar a Felix a contar una historia verdadera, y ver qué tan bueno es realmente!"-
Cuando llegó el día del mercado, Tita se plantó frente a la multitud.
"¡Felix! Tengo una idea. ¿Por qué no haces un concurso de cuentos? Cada uno cuenta su historia y el que cuente la más increíble se lleva una canasta llena de dulces!"-
La multitud aplaudió emocionada, y Felix, sin pensarlo dos veces, aceptó el reto. "¡Claro, aceptaré! Nadie puede contar historias tan increíbles como yo!"-
Tita, con su voz suave, explicó las reglas del concurso. Todos los postores tendrían que contar algo que les hubiera sucedido realmente. La multitud se sumó con entusiasmo, pensando que podría ser divertido.
El primer participante fue Gustavo, el pato. "Una vez, nadé por el río y encontré una flor que brillaba y cantaba. Fue mágico!"- contó emocionado. Todos aplaudieron.
Luego, fue el turno de Lila, la coneja. "Yo ayudé a mi mamá a hacer una ensalada de lechugas frescas y le pusimos un poco de miel. ¡Fue la mejor comida del mundo!"- todos se rieron y disfrutaron de la realidad de Lila.
Finalmente, llegó el momento de Felix. Con una sonrisa deslumbrante, comenzó a hablar. "Una vez volé tan alto que el sol me pidió que le diera sombra y le prometí hacerlo a cambio de chocolates!"- Pero la multitud empezó a murmurar, porque todos sabían que eso era solo otra de sus historias fantásticas.
Tita, al notar que la gente dudaba, se acercó. "Felix, todos amamos las historias, pero en este concurso estamos compartiendo nuestras experiencias verdaderas. ¿Puedes compartir algo real?"-
Felix, sorprendido, se quedó en silencio. Los niños lo miraban con expectativa y, por primera vez, sintió un nudo en la garganta. Se dio cuenta de que no podía contar una historia verdadera. "Bueno... eh... una vez me perdí en el bosque y un grupo de ardillas me ayudó a encontrar mi camino. Fue muy emocionante!"-
La multitud aplaudió cortésmente, pero en sus corazones sabían que no era más que otro invento. Sin embargo, Tita, viendo la confusión en los ojos de Felix, decidió intervenir. "Felix, todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos y ser honestos con nosotros mismos y con los demás. La felicidad no está en mentir, está en ser auténtico y contar cómo realmente nos sentimos y lo que vivimos. ¿No creés que eso sería mejor?"-
Felix sintió una punzada en su corazón. "Tita, tenés razón. He estado buscando atención y he olvidado lo que significa ser honesto. No quiero decepcionar a mis amigos. Quizás… puedo contar la historia de cómo una vez me olvidé de mis cosas en el bosque, y mis amigos fueron a buscarme. Fue aterrador, pero ellos me mostraron lo mucho que se preocupan por mí"-
La multitud estalló en aplausos y sonrisas. Esta vez, era auténtico. Felix sintió una calidez en su interior. Desde ese día en adelante, el Postor Mentiroso se convirtió en el Postor Honesto, y sus historias se llenaron de aventuras reales, llenando de alegría a los niños del pueblo. Juntos aprendieron que lo más bonito de contar historias es compartir experiencias reales donde todos se pueden identificar y reír juntos.
Así, el pueblo de Arcoiris no solo cambió al Postor Mentiroso, sino que también se llenó de historias más profundas, donde la amistad y la honestidad brillaban mucho más que cualquier mentira. Y cada fin de semana, el mercado era un lugar lleno de risas, anécdotas y sobre todo, la magia de ser auténticos.
FIN.