El postre perfecto


Había una vez un pequeño y dulce flan llamado Flancito, que vivía en la heladera de una familia argentina. Un día, mientras estaba allí sentado, escuchó a su amigo Queso Rallado llorando.

- ¿Qué te pasa, Queso Rallado? -preguntó Flancito preocupado. - Estoy triste porque nadie me quiere comer -respondió el queso con voz temblorosa-. Siempre me quedo aquí, olvidado en la heladera. Flancito sintió mucha pena por su amigo y decidió ayudarlo.

Entonces se le ocurrió una idea brillante: hacer un postre delicioso con sus amigos de la heladera para sorprender a toda la familia. - ¡Vamos a hacer algo juntos! -exclamó Flancito emocionado-.

Yo puedo ser la base del postre, tú puedes ser el toque salado y cremoso y podemos agregarle yogur para darle frescura. Además, vamos a ponerle limón para darle sabor y dulce de leche para endulzarlo todo. Queso Rallado no podía creer lo que estaba escuchando.

Nunca había trabajado junto a otros ingredientes antes, pero estaba dispuesto a intentarlo si eso significaba que alguien finalmente lo probaría. Así que los dos amigos comenzaron a trabajar juntos en el postre perfecto.

Primero, Flancito se acostó en un plato hondo como base del postre. Luego Queso Rallado se esparció sobre él como capa superior con cuidado. Después agregaron yogur para dar frescura al postre y limón para darle sabor.

Finalmente, Flancito y Queso Rallado pusieron dulce de leche para endulzar todo. Cuando la familia abrió la heladera esa noche, se sorprendieron al ver un postre nuevo y delicioso. Todos los ingredientes trabajaron juntos para crear algo especial que todos disfrutaron juntos.

Desde ese día en adelante, Flancito, Queso Rallado, yogur, limón y dulce de leche siempre trabajaron juntos como amigos para hacer postres increíbles que nunca fueron olvidados en la heladera. Y así aprendieron que trabajar juntos es mejor que estar solos.

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