El Potrillo de Bolsillo


Un día, mientras paseaban por el parque, se encontraron con un anciano que estaba alimentando a un hermoso caballo blanco. Pocket y Floppy se acercaron emocionadas al ver al majestuoso animal.

"¡Qué hermoso caballo! ¿Puedes dejarnos acariciarlo?", preguntó Pocket. "Por supuesto, pequeñas", respondió el anciano sonriendo. Las niñas acariciaron suavemente al caballo y sintieron la calidez de su pelaje en sus manos. Desde ese momento, las dos hermanas no podían dejar de pensar en tener uno propio.

"¿Crees que podríamos tener nuestro propio caballo algún día?", preguntó Floppy a Pocket. "No lo sé, pero nunca perderemos la esperanza", respondió Pocket con determinación. Los días pasaron y las niñas seguían soñando con tener su propio caballo.

Un día, mientras caminaban cerca del río, escucharon un extraño sonido proveniente del agua. Al acercarse para investigar, vieron a un pequeño potro luchando por salir del agua turbulenta. "¡Tenemos que ayudarlo!", exclamó Floppy corriendo hacia el agua.

Las dos hermanas trabajaron juntas para rescatar al potrillo y llevarlo a tierra firme. Lo secaron cuidadosamente y lo llevaron a casa para cuidarlo hasta que estuviera completamente recuperado.

Mientras tanto, las niñas hicieron todo lo posible para aprender sobre cómo cuidar adecuadamente de los caballos. Leyeron libros sobre equitación y asistieron a clases en una escuela local de equitación donde aprendieron todo sobre la alimentación, el cuidado y la monta de caballos.

Finalmente, llegó el día en que el potrillo se recuperó completamente. Las niñas lo llamaron —"Brisa"  y lo convirtieron en su fiel compañero, corriendo por las montañas y nadando en el mar juntos.

Con su amor por los caballos y su determinación para aprender todo sobre ellos, Pocket y Floppy lograron cumplir su sueño de tener un hermoso caballo propio. Y a medida que crecían junto a Brisa, aprendieron importantes lecciones sobre responsabilidad, perseverancia y trabajo en equipo.

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