El Pozo
En un pueblo pequeño, parte de los muchos pueblitos que rodeaban el reino grande, vivía un señor, el señor desinteresado, un hombre amable y generoso que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
Su vecino, el Señor ambicioso, estaba obsesionado con acumular riquezas y poder. Un día, el señor desinteresado descubrió un pozo mágico en su tierra. El pozo concedía deseos a quienes arrojaban una moneda de oro.
En lugar de usar el pozo para su propio beneficio, el señor desinteresado decidió compartirlo con todos los habitantes del pueblo. La noticia se extendió rápidamente y pronto la gente de todas partes acudía al pozo mágico para pedir deseos.
El pueblo prosperó y la generosidad del señor desinteresado lo convirtió en un ejemplo a seguir. Mientras tanto, el Señor ambicioso, envidioso de la felicidad de su vecino, intentó apoderarse del pozo. Sin embargo, el pozo solo respondía a los corazones puros, rechazando las peticiones del ambicioso señor.
Al final, el Señor ambicioso aprendió la lección de la generosidad y cambió su actitud. El pueblo vivió en paz y armonía, recordando siempre la importancia de ser desinteresado y compartir con los demás.
FIN.