El Pozo Oscuro
En una gran ciudad, vivía un joven llamado Junior. Era un chico curioso, siempre buscando aventuras y misterios por descubrir. Un martes, mientras visitaba a su abuela Rosa, decidió explorar el granero que había estado cerrado durante años. Al abrir la puerta, se encontró con un olor a madera vieja y polvo. Su mirada se fijó en un viejo pozo muy oscuro que estaba en una esquina, cubierto de telarañas.
"¡Abuela, mira esto!" - gritó Junior, acercándose al pozo.
Rosa, que estaba organizando unos tarros, levantó la vista con una expresión de preocupación.
"¡Ay, Junior! No te acerques tanto a ese pozo. Puede ser peligroso" - dijo, acercándose con cuidado.
Junior frunció el ceño y se armó de valor.
"Pero, ¿y si hay algo emocionante dentro? ¡Puede ser una aventura!" - exclamó con entusiasmo.
La abuela suspiró, recordando historias de su infancia sobre pozos oscuros donde los niños solían perderse.
"Escuchame, querido. A veces, lo que parece divertido puede ser peligroso. Pero si realmente quieres saber qué hay ahí, podemos investigar juntos, pero siempre con precaución" - sugirió Rosa.
Junior asintió, contento por compartir su aventura con su abuela.
A la mañana siguiente, llevaron linternas, una cuerda y una caja de herramientas. Junior estaba ansioso y su corazón latía rápido.
"¿Estas lista, abuela?" - preguntó, mientras se asomaban al borde del pozo.
"Listísima, pero siempre recordá: lo primero es la seguridad" - respondió con una sonrisa.
Junior comenzó a descender lentamente, su abuela sujetando la cuerda con firmeza.
Cuando llegó al fondo, se encontró en un lugar inesperado.
Allí había muchas viejas cajas de madera y algunos objetos olvidados.
"¡Es increíble!" - gritó Junior, excitado.
Exploró un poco más y encontró un viejo libro en una caja. Lo limpió y leyó en voz alta:
"Este libro contiene historias de valentía, amistad y descubrimientos. Cada página revela un secreto que puede cambiar la vida de quienes están dispuestos a aprender".
"¿Ves? Este pozo no es sólo un lugar oscuro; es un portal a aventuras olvidadas" - dijo Junior, sintiendo que habían hecho un gran hallazgo.
Rosa sonrió, aliviada y emocionada.
"Y también nos enseña algo importante: a veces, dentro de lo que tememos, encontramos las posibilidades más maravillosas" - comentó, mirando a su nieto.
Decidieron sacar el libro y los demás objetos, compartiendo la aventura entre risas y charlas. Al llegar a la superficie, se prometieron nunca dejar de explorar, pero siempre con responsabilidad.
"Cada pozo oscuro, por más aterrador que parezca, puede estar lleno de maravillas. Solo hay que tener valentía y sabiduría para descubrirlas" - agregó Rosa, mientras se abrazaban.
Junior comprendió que no solo había encontrado objetos antiguos, sino que había aprendido una valiosa lección: la curiosidad y el amor por la exploración siempre deben ir acompañados de prudencia. Desde ese día, la pareja se dedicó a buscar nuevos misterios, sabiendo que les esperaba un mundo lleno de sorpresas.
Y así, Junior nunca olvidó el pozo oscuro, recordándolo no como un lugar aterrador, sino como el inicio de hermosas aventuras y lecciones para toda la vida.
FIN.