El Precio de un Sueño



Narrador: Érase una vez, en La Paz, Bolivia, una joven de 32 años llamada Isabela. Su vida estuvo marcada por la inseguridad y la constante presión de alcanzar un ideal de belleza que parecía inalcanzable. Pasaba horas viendo imágenes en redes sociales, soñando con ser como las personas de allí.

*Un día, mientras paseaba por el parque, escuchó un murmullo entre los árboles.*

- *¿Viste lo que subió Valeria? ¡Ella parece una modelo! * - dijo su amiga Paloma.

- *Sí, y yo nunca voy a poder verme así...* - suspiró Isabela.

*De repente, un pequeño pájaro de colores brillantes se posó sobre una rama cerca de ellas.*

- *Mirá a ese pajarito, Isabela. ¡Es tan único! No se parece a ningún otro.* - dijo Paloma.

- *Es verdad... pero, ¿y qué tiene que ver eso con mí? * - contestó Isabela, frunciendo el ceño.

Narrador: El pajarito, como si entendiera sus palabras, empezó a cantar una suave melodía. Isabela sintió que su corazón se aligeraba.

- *¿Sabes, Isabela? Creo que deberías empezar a valorarte más. Todos somos únicos a nuestra manera.* - añadió Paloma.

*Esa noche, Isabela decidió cambiar su rutina. En lugar de mirar redes sociales, empezó a escribir en un diario.*

- *Voy a anotar las cosas que me gustan de mí misma* - se dijo, mientras buscaba una pluma.

Narrador: A medida que los días pasaban, Isabela descubría cosas nuevas sobre sí misma y su talento para el dibujo.

- *Mirá lo que dibujé hoy, Paloma.* - exclamó con emoción.

- *¡Es precioso, Isabela! Nunca supe que tenías ese talento.* - respondió Paloma, sorprendido.

*Nuestra protagonista se sintió radiante; había encontrado algo que la hacía feliz.*

Narrador: Sin embargo, en una de esas noches, Isabela recibió un mensaje.

- *¡Isabela, tienes que ver la nueva tendencia en redes sociales! ¡Es de vestir como una celebridad! * - le decía otra amiga.

- *No sé... estoy tan feliz dibujando y escribiendo.* - dudó Isabela.

- *¡Pero es la oportunidad perfecta! Puedes volverte famosa.* - insistió su amiga.

*Nerviosa, Isabela revisó las redes sociales y se sintió abrumada nuevamente por las imágenes.*

- *Quizás debería intentarlo, solo por un rato.* - murmuró.

Narrador: Con esa idea en mente, empezó a seguir tendencias y a publicar fotos que la dejaron estresada y ansiosa.

- *¿Por qué no me siento como antes? * - se preguntó, frustrada. Al día siguiente, mientras pensaba en esto, el pajarito del parque volvió a aparecer.

- *¡Hola, amigo plumífero! * - lo saludó Isabela.

- *¿Por qué parece que estás triste? * - preguntó el pajarito.

- *Porque quiero ser como las chicas de Instagram y no sé cómo eso puede hacerme feliz...* - confiesa Isabela.

- *Isabela, querido, ¿te has dado cuenta de que cada uno brilla con su propia luz? * - contestó el pájaro.

Narrador: Esa revelación llevó a Isabela a reflexionar.

- *Tal vez...* - dijo Isabela.

Narrador: Así que decidió dar un paso atrás.

- *Voy a volver a dibujar, a crear sin pensar en lo que los demás piensan.* - dijo con determinación.

Narrador: Desde ese momento, Isabela le dedicó su tiempo a plasmar su esencia en el papel. Comenzó a hacer exposiciones en su comunidad y a inspirar a otras personas a seguir sus pasiones.

- *Mirá lo que hice esta vez.* - le mostró a Paloma un dibujo de un paisaje lleno de colores vibrantes.

- *¡Es maravilloso! Eres una artista.* - le dijo Paloma.

Narrador: Con el tiempo, Isabela se dio cuenta de que no necesitaba seguir ningún ideal para ser feliz.

- *Gracias por ayudarme a encontrarme a mí misma.* - le dijo al pajarito.

- *No fue yo, querida, fue tu valentía la que te condujo hasta aquí.* - respondió el pájaro, alzando el vuelo.

Narrador: Y así, Isabela se liberó de las corrientes que la ataban a la búsqueda de un prototipo de belleza. Aprendió que su verdadero valor radicaba en ser auténtica y seguir lo que amaba.

*Y cada vez que se sentía perdida, miraba al cielo y sonreía a su pajarito de colores, recordando que todos tienen un brillo único y especial.*

Narrador: Fin.

FIN.

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