El Primer Amor de Yina
Era un día soleado y fresco cuando Yina, una joven entusiasta, llegó a la universidad por primera vez. Miraba a su alrededor con asombro, intentando ubicar cada aula y cada rincón de aquel vasto lugar. Sin embargo, su corazón latía aceleradamente por un motivo más intenso que la emoción de comenzar una nueva etapa.
Mientras caminaba por el pasillo, sus ojos se encontraron con los de un chico alto y rubio que estaba apoyado en una pared, con una sonrisa encantadora en su rostro. Era Luca. El mundo alrededor de Yina se desvaneció. No podía dejar de pensar en él. Pero había un problema, Yina era muy tímida.
Esa tarde, en el aula de introducción a la filosofía, el profesor dio la bienvenida a los estudiantes. Yina intentaba concentrarse, pero no podía evitar distraerse mirando a Luca, quien se sentaba justo al frente.
Al terminar la clase, sus amigas la rodearon.
"¿Te diste cuenta de que el chico de la clase era un bombón?" - comentó Sofía.
"Sí, vi que se rió de un chiste del profe. Tiene buena onda" - agregó Carla.
"Pero no creo que me hable… soy muy tímida" - dijo Yina, dejando caer su cabeza.
Esa semana comenzó a notar que, aunque Luca no le hablaba, sí parecía buscarla con la mirada. Se sentía confundida, pero también emocionada. Sin embargo, siempre que estaban en grupo, una nube de timidez la envolvía y no podía acercarse. En cambio, se pasaba las horas dibujando corazones en su cuaderno mientras lo miraba de reojo.
Un día, la universidad organizó una feria de estudiantes, donde cada área mostraba su propuesta. Yina pensó que era la oportunidad perfecta para hablar con él. Junto con sus amigos, se acercaron al stand de Filosofía. Justo cuando estaba a punto de acercarse, se sintió abrumada y se quedó atrás.
Pero Luca la notó. Con una gran sonrisa, se acercó a ella.
"¡Hola! ¿Disfrutando la feria?" - le preguntó con curiosidad.
Yina, sorprendida, apenas pudo balbucear.
"Sí, um… es genial" - logró decir mientras se sonrojaba.
"Deberías pasarte más seguido. La filosofía es interesante, ¿no crees?" - continuó él, intentando romper el hielo.
Yina pensó que su corazón estallaría de la emoción, pero antes de que pudiera decir algo más, su amiga la interrumpió.
"¿Qué tal si probamos la comida de la feria?" - sugirió Sofía, llevándose a Yina con ellas.
A medida que avanzaba el semestre, Yina intentaba encontrar la manera de hablar con Luca, pero su timidez la frenaba. Decidió un día que tenía que superarlo. Con la ayuda de sus amigas, se preparó para escribirle una nota. Comenzó a escribir algo del estilo de:
"Hola, soy Yina. Me gustaría conocerte mejor".
Una noche, la valentía se apoderó de ella. Corrió a la biblioteca donde sabía que él estudiaba y, atrayendo aquella chispa de valor, dejó la nota en su mesa. Se fue corriendo, llenándose de nervios.
Al día siguiente, Yina entró al aula de filosofía y encontró a Luca esperándola en la puerta. Él sonreía, tenía la nota en la mano.
"¿Era esto para mí?" - preguntó él, con una expresión alegre.
"Sí… me gustaría conocerte más" - dijo Yina, sintiéndose más fuerte que nunca.
"¡Genial! Me encantaría" - respondió Luca, iluminando el día de Yina.
Comenzaron a hablar y a salir, descubriendo intereses comunes. Accedieron a participar juntos en actividades sociales y cada vez se sentían más cómodos. Era como si la timidez se hubiera desvanecido poco a poco, permitiendo que florezca su amistad.
Con el paso del tiempo, Yina se dio cuenta de que ese amor que había crecido en su interior solo se volvió más fuerte. Un día, bajo la sombra de un árbol en el campus, decidió confesarle lo que sentía.
"Luca… quiero decirte algo importante" - empezó.
"¿Qué sucede?" - preguntó él, mirándola con atención.
"Te admiro mucho y creo que me he enamorado de ti" - deslizó, sintiendo que su corazón se detenía.
La mirada de sorpresa en los ojos de Luca se convirtió en una dulce sonrisa.
"Sabía que había algo especial entre nosotros... Yo también me siento así" - confesó.
Desde ese día, Yina y Luca compartieron risas, sueños y aventuras. Se apoyaron mutuamente durante los exámenes y celebraron por cada pequeño logro. Juntos aprendieron que el amor no solo es un sentimiento, sino también una amistad y un apoyo incondicional.
Un día, mientras caminaban rumbo a clase, Yina se volvió hacia Luca.
"Nunca pensé que podría encontrar a alguien como vos y superar mi timidez" - le dijo.
"A veces, solo hay que dar el primer paso" - recordó Luca, sonriendo.
Y así, Yina y Luca no solo crecieron juntos como pareja, sino también como individuos. Vivieron su vida universitaria aprendiendo, riendo, y lo más importante, amando. Y sí, vivieron felices por siempre, recordando que todo comenzó con un simple ‘Hola’ en su primer día de clase.
FIN.