El Primer Día de Gineto



Era un hermoso día de primavera en la localidad de Gines y en el CEIP Maestro António Reyes Lara todos estaban ansiosos por el primer día de clases. Los alumnos llegaban uno a uno, con mochilas llenas de útiles y sonrisas en el rostro. Pero no era solo un día especial para los niños, ¡también para Gineto! Gineto era un olivo muy peculiar, la mascota del colegio. Tenía una sabiduría infinita y unas hojas brillantes que siempre parecían danzar con la brisa.

Manuel Rodríguez, el querido tutor, esperaba en la puerta del aula a que sus alumnos entraran. Este año, Manuel quería hacer algo diferente para que los chicos se sintieran más cómodos. Les había preparado una sorpresa.

"¡Chicos, chicos!" -exclamó Manuel al ver a sus alumnos congregarse"Hoy hemos venido a conocer a nuestra mascota, Gineto. Él va a ser nuestro compañero durante todo el año."

Los niños miraron con curiosidad a su alrededor y, en ese instante, Gineto se movió ligeramente como diciendo 'hola'.

"¡Miren, se está moviendo!" -gritó Clara, una de las alumnas más entusiastas"¿Es mágico?".

"No es magia, Clara. Gineto solo tiene esa energía especial porque es un olivo lleno de historias. Cada hoja cuenta una aventura" -respondió Manuel con una sonrisa.

Los niños se acercaron a Gineto, fascinados. Pero lo que nadie sabía era que a lo largo del año, Gineto ayudaría a los alumnos a aprender valiosas lecciones sobre la amistad, el trabajo en equipo y el respeto por la naturaleza.

Pasaron los días y las semanas. Con cada clase, Gineto les enseñaba algo nuevo. A veces, se convertía en el centro de discusiones sobre el medio ambiente, otras veces inspiraba a los niños a hacer obras de arte utilizando materiales reciclados.

Un día, mientras Manuel explicaba la importancia del reciclaje, una alumna llamada Sofía levantó la mano.

"Maestro, ¿podemos hacer algo especial para ayudar a la naturaleza?".

"¡Esa es una gran idea, Sofía!" -respondió Manuel entusiasmado"¿Qué les parece si organizamos una jornada de limpieza en el parque de Gines?".

Los estudiantes acordaron entusiasmadísimos. Mientras planificaban la actividad, Gineto pareció temblar de felicidad.

Llego el día de la jornada de limpieza. Los árboles parecían aplaudir mientras los niños recogían basura y plantaban flores alrededor de Gineto. Mientras trabajaban, Clara encontró una hoja especial que había caído del olivo.

"¡Miren lo que encontré! Una hoja de Gineto, debe ser mágica".

Esa hoja fue el motor que impulsó a los alumnos a hacer una promesa: cuidar de Gineto y del medio ambiente.

"Vamos a cuidar nuestras plantas y ayudar a que crezcan sanas, así Gineto será feliz" -dijo Joaquín, otro estudiante.

Los días se convirtieron en semanas, y el proyecto de cuidar de su entorno se volvió un compromiso entre todos. En cada recreo, los niños regaban a Gineto y hablaban sobre sus sueños y aventuras, siempre guiados por las lecciones que este olivo especial les transmitía.

Sin embargo, con el tiempo, algo inesperado ocurrió. Un día, cuando Manuel llegó al colegio, se dio cuenta de que Gineto estaba un poco marchito. Los estudiantes se alarmaron. ¿Qué podía estar pasando?"Gineto, ¿por qué estás así?" -preguntó Sofía con lágrimas en los ojos"Te hemos cuidado todo el tiempo".

"A veces, las plantas necesitan más que solo agua y amor. A veces, requieren atención y sentir que son parte de algo más grande" -les explicó Manuel.

Entonces, los niños decidieron hacer una campaña para concientizar sobre la importancia de proteger el medio ambiente. Cada uno llevaba su propio mensaje: "Ama la naturaleza", "Cuida cada árbol".

Con el esfuerzo colectivo, la comunidad se unió a la causa. Había charlas en las plazas, reuniones en las aulas y poco a poco, más y más personas comenzaron a cuidar de la naturaleza.

Pasaron los meses y, al final del ciclo escolar, Gineto floreció como nunca. Las hojas brillaban con más fuerza y hasta pareció sonreír. Las lecciones que había impartido a lo largo del año se convirtieron en una verdadera pasión de todos.

El último día de clases, Manuel se acercó a Gineto y dijo:

"Hoy celebramos no solo el final del año escolar, sino el inicio de una nueva tradición. ¡Gineto, eres un verdadero héroe!"

Los niños aplaudieron y prometieron seguir cuidando del medio ambiente y de Gineto en los años venideros. Desde entonces, cada inicio de año escolar, los estudiantes les dejaban una carta en las raíces de Gineto, contándole sus sueños y promesas para cuidar la naturaleza. Así, Gineto y sus amigos crecieron juntos, aprendiendo y compartiendo en el CEIP Maestro António Reyes Lara.

FIN.

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