El Primer Día de la Escuela



Era un hermoso día soleado en el barrio de Villa Alegría, y Lucas estaba muy emocionado. Hoy era el primer día de escuela. Después de semanas de preparativos, por fin había llegado el día que tanto había esperado.

Con su mochila nueva, llena de útiles escolares, Lucas salió de casa saltando de alegría. Al llegar a la escuela, se dio cuenta de que había muchos niños como él, con sonrisas nerviosas y miradas curiosas. Se acercó a un grupo de chicos que estaban jugando a la pelota.

"Hola, soy Lucas, ¿puedo jugar con ustedes?" - preguntó con timidez.

"Claro, yo soy Tomás, este es Julián y ella es Sofía" - respondió Tomás mientras pasaban la pelota. Lucas se sintió aliviado al ver que había hecho amigos rápidamente.

Cuando sonó el timbre y los niños empezaron a entrar, Lucas se dio cuenta de que había una gran variedad de caras en su nueva clase. Algunos eran conocidos, pero otros, no tanto. La maestra, la señora Clara, era una mujer sonriente, con un cabello rizado y una voz amable.

"Bienvenidos a segundo grado, chicos!" - dijo la señora Clara "Hoy vamos a conocernos mejor."

Ella les pidió que se presentaran uno por uno. Lucas se puso de pie con un ligero temblor.

"Hola, soy Lucas y me gusta mucho dibujar" - dijo, esforzándose por no tartamudear.

Al final de la ronda de presentaciones, Lucas se sintió un poco más seguro. Pero luego, la señora Clara les mostró un mural en la pared con el lema de la escuela: "Juntos aprendemos y crecemos". En ese momento, Lucas sintió que iba a ser un buen año.

Recién había pasado la primera hora de clases cuando un niño llamado Marco, que estaba sentado al fondo, levantó la mano y preguntó:

"¿Quién sabe qué significa ser un buen amigo?"

Los niños empezaron a hablar todos al mismo tiempo, cada uno dando su opinión. Sofía, que estaba al lado de Lucas, dijo:

"Ser un buen amigo significa ayudar a los demás".

"Y compartir!" - agregó Julián entusiasmado.

"Sí, y ser honesto" - añadió Tomás.

Cada uno de ellos daba su idea y Lucas escuchaba atentamente.

La conversación se volvió muy interesante, luego de un rato, la señora Clara propuso una actividad sobre el valor de la amistad. Todos debían dibujar lo que significa para ellos tener un amigo.

Lucas se puso a pensar. Pensó en sus nuevos amigos y en cómo había sido bien recibido. Con sus lápices, dibujó a todos jugando juntos en el parque. Cuando terminó, mostró su dibujo a la clase.

"¡Miren! Esto es lo que significa para mí ser niño y tener amigos" - dijo Lucas, un tanto nervioso.

Todo el aula aplaudió. La señora Clara sonreía orgullosa.

"Hermoso dibujo, Lucas. La amistad es una flor que hay que cuidar cada día" - comentó la maestra.

La actividad terminó de forma divertida, pero luego ocurrió algo inesperado: Marco, que parecía muy tímido, dijo que se sentía solo y no tenía amigos. El aula se quedó en silencio. Lucas sintió una punzada en el corazón.

"¿Puedo jugar con vos en el recreo, Marco?" - preguntó Lucas con amabilidad.

"¿De verdad?" - respondió Marco, sorprendido.

"Claro, ¡vamos a jugar al fútbol!" - dijo Lucas, sonriendo.

A la hora del recreo, Lucas fue con Marco y sus nuevos amigos. Aunque al principio Marco se mostró un poco reservado, pronto se unió a las risas y a los juegos.

"Gracias por invitarme, Lucas" - dijo Marco, mientras trataban de marcar un gol.

"Eres uno de nosotros ahora" - respondió Lucas, y todos se rieron.

El primer día de escuela no solo había sido emocionante, sino que se tornó especial por la amistad naciente entre ellos. Al final del día, la señora Clara los reunió para un cierre.

"Hoy han demostrado lo importante que es incluir a los demás y ser un buen amigo" - dijo la maestra.

Lucas sonrió, sabiendo que había hecho un nuevo amigo y que esa sería una gran aventura. Al salir de la escuela, no solo se llevó una mochila llena de libros y útiles, sino un corazón lleno de alegría.

"¡Nos vemos mañana!" - gritaron todos al salir, y Lucas sabía que el segundo día de escuela prometía ser igual de maravilloso.

FIN.

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