El primer día de Martina en el jardín de infantes


Había llegado el esperado día: el primer día de clase en el jardín de infantes. Martina estaba muy emocionada, pero también un poco nerviosa.

Nunca antes había estado lejos de su mamá durante tanto tiempo, y no sabía qué esperar. Cuando llegó al jardín de infantes, vio a muchos niños jugando y riendo. La maestra, la señorita Laura, los recibió con una sonrisa cálida y les dio la bienvenida a todos.

Martina se sintió un poco más tranquila al ver lo amable que era la maestra.

Después de que todos los niños se sentaron en sus sillas en el salón de clases, la señorita Laura comenzó a presentar diferentes actividades para romper el hielo y ayudarlos a conocerse entre ellos. "¡Hola a todos! Mi nombre es señorita Laura", dijo la maestra con entusiasmo. "Hoy vamos a hacer una actividad muy divertida para conocernos mejor".

Martina levantó tímidamente la mano para preguntar algo: "¿Y si no conozco los nombres de los demás niños?". La señorita Laura sonrió y respondió: "No te preocupes, Martina. Vamos a jugar al juego del "Teléfono Descompuesto".

Cada uno dirá su nombre al oído del compañero que tiene al lado y así nos aprenderemos todos los nombres". Martina se sintió aliviada por tener una manera divertida de aprenderse los nombres de sus nuevos amigos.

El juego comenzó y pronto todos estaban riendo mientras intentaban decir correctamente los nombres unos de otros. Después del juego, la señorita Laura les mostró a los niños el rincón de lectura. Había estantes llenos de libros coloridos y acogedores cojines en el suelo para sentarse.

"Aquí podrán disfrutar de hermosas historias y viajar a lugares lejanos sin moverse de este salón", dijo la maestra emocionada. Martina se sintió intrigada por los libros y decidió elegir uno para leer.

Mientras hojeaba las páginas, descubrió un libro sobre una niña que quería ser bailarina. Martina amaba bailar y soñaba con convertirse en una gran bailarina algún día.

La señorita Laura notó el brillo en los ojos de Martina y le dijo: "Martina, si te gusta tanto bailar, ¿por qué no nos enseñas algo? Puedes compartir tu pasión con tus nuevos amigos". Martina se sonrojó un poco, pero luego asintió con entusiasmo. Se puso en pie frente a todos los niños y empezó a mostrar sus movimientos más graciosos.

Pronto todos estaban aplaudiendo y animándola. Después del espectáculo improvisado, la señorita Laura les mostró a los niños cómo hacer arte usando pinturas brillantes y diferentes materiales creativos. Todos se divirtieron mucho pintando sus propias obras maestras.

A medida que pasaban las horas, Martina comenzó a sentirse más cómoda en su nuevo entorno. Había hecho nuevos amigos, había compartido su amor por la danza e incluso había creado una hermosa obra de arte.

Cuando llegó la hora de irse a casa, Martina se despidió felizmente de sus compañeros y corrió hacia su mamá para contarle todo lo que había hecho en su primer día de clase.

Martina se dio cuenta de que el jardín de infantes era un lugar lleno de diversión y aprendizaje. Estaba emocionada por lo que le esperaba en los próximos días y sabía que había encontrado un lugar donde podría ser ella misma y hacer muchas cosas maravillosas.

Y así, Martina comenzó su aventura en el jardín de infantes con una sonrisa llena de confianza y emoción.

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