El Primer Día de Tomás



Era un hermoso día soleado y Tomás estaba nervioso. Este sería su primer día de colegio y no podía evitar sentir un nudo en el estómago. Mientras su mamá lo llevaba del brazo, él miraba hacia el colegio con sus grandes puertas y ventanas llenas de risas y alegrías.

"¿Estás listo para tu primer día, Tomás?" - le preguntó su mamá, intentando transmitirle entusiasmo.

"No sé, mamá... qué tal si no hago amigos... y si me pierdo..." - respondió Tomás con una voz temblorosa.

Mientras hablaban, se encontraron con una niña llamada Sofía que llevaba una mochila llena de stickers coloridos.

"¡Hola! Soy Sofía. ¿Vas a ser mi compañero de clase?" - dijo con una sonrisa brillante.

Tomás sintió un pequeño cosquilleo de alegría, pero aún le costaba soltar el miedo. Al llegar al aula, la maestra les dio la bienvenida con una voz cálida.

"¡Bienvenidos! Hoy vamos a aprender y jugar juntos. No se preocupen, aquí todos somos amigos" - anunció la maestra Marta.

Mientras todos se sentaban, Tomás se dio cuenta de que había otros niños tan nerviosos como él. Una niña con trenzas miraba su mochila con ansiedad y un niño a su lado jugueteaba con su lápiz.

Tomás respiró hondo y decidió acercarse a ellos.

"Hola, yo soy Tomás. ¿Cómo se llaman?" - preguntó con un tono de voz decidido.

"Yo soy Lucas y ella es Ana" - respondió el niño con lápiz.

"¿No te parece que este lugar da un poco de miedo?" - dijo Ana mientras jugaba con sus trenzas.

Tomás sonrió al darse cuenta que no era el único que estaba asustado.

"Sí, pero creo que podemos ser valientes juntos" - dijo Tomás, sintiendo que algo grandioso empezaba a florecer en su corazón. Así, los tres se unieron para formar un pequeño grupo.

Durante la mañana, la maestra los llevó al parque de juegos, donde podían correr, saltar y gritar sin parar. Todos parecían felices, y Tomás comenzó a olvidarse de su miedo.

"¡Mirá ese tobogán!" - dijo Lucas, apuntando a una gran estructura de juego.

"¿Te animás a subirlo, Tomás?" - retó Sofía con una sonrisa.

"¡Claro!" - respondió Tomás, sintiendo que la valentía de sus nuevos amigos lo inspiraba.

Los tres corrieron hacia el tobogán, riendo y animándose unos a otros. Al llegar a la cima, Tomás miró hacia abajo y el miedo volvió a asomarse.

"¡Vamos, Tomás! ¡Es solo un tobogán!" - gritaron sus amigos.

"¡Siii! ¡Podemos hacerlo juntos!" - agregó Sofía.

Con un grito de emoción, Tomás se lanzó por el tobogán y aterrizó en el suelo con un gran salto.

"¡Lo logré!" - exclamó Tomás, riendo.

"¡Yo también!" - gritaron Lucas y Sofía. Y así fue como, en un instante, el miedo de su primer día de colegio comenzó a desvanecerse.

Pasaron el resto del día jugando, aprendiendo y creando un sinfín de recuerdos. Al final del día, Tomás se despidió de sus amigos con una gran sonrisa.

"¡Nos vemos mañana!" - dijo, sintiendo un nuevo brillo de amistad en su corazón.

Tomás volvió a casa emocionado, y mientras su mamá le preguntaba sobre su día, él no podía dejar de hablar de sus nuevos amigos.

"Mamá, ¡el colegio no es tan aterrador después de todo!" - dijo Tomás, con los ojos llenos de alegría.

Así terminó el primer día de colegio de Tomás, y aunque al principio tuvo miedo, descubrió que con amigos todo puede ser más fácil y divertido.

FIN.

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