El Primer Día en el Aula Estrella Amarilla



Era un día soleado y hermoso cuando los niños y niñas del aula Estrella Amarilla se preparaban para el primer día de clases. La pequeña Sofía se miraba en el espejo, mientras su mamá le decía:

"Estás radiante, Sofi. ¡Hoy es un gran día!"

"¡Sí, mami! Estoy un poco nerviosa, pero también muy entusiasmada".

La emoción flotaba en el aire, mientras cada niño se aventuraba a la escuela con su mochila llena de útiles y expectativas.

Al llegar, se encontraron con su educadora, Laly, una mujer amable con una gran sonrisa.

"¡Bienvenidos, Estrella Amarilla! Estoy tan feliz de verlos aquí. Mi nombre es Laly, y hoy vamos a descubrir un mundo lleno de aprendizajes y diversión".

Los niños y niñas comenzaron a saludarse entre ellos. Tomás, el más extrovertido del grupo, se acercó a Valentina y le dijo:

"¿Te gustaría jugar conmigo durante el recreo?"

"¡Claro! Siempre es mejor jugar con amigos".

Mientras Laly presentaba diferentes actividades, un grupo de niños se percataron de que faltaba un nuevo compañero, Nicolás.

"¿Y Nicolás? No lo vi en la entrada" dijo Lupe, preocupada.

"No sé, tal vez se le hizo tarde" respondió Sofía.

Laly, al ver la inquietud, dijo:

"No hay que preocuparse. A veces, comenzar algo nuevo puede ser un poco aterrador. Vamos a enviarle un mensaje de bienvenida a Nicolás. ¿Qué les parece?"

"¡Sí!" gritaron muchos al unísono.

Así que juntos, decidieron hacerle una tarjeta especial que decía: "¡Te estamos esperando, Nicolás!".

Al momento de armarla, Laly les enseñó la importancia de la inclusión y cómo los nuevos comienzos pueden ser más fáciles si hay personas que te apoyan.

Durante la jornada, los niños participaron en juegos de presentación. Un par de horas después, cuando todo parecía tranquilo, Laly invitó a los niños a hacer un círculo y compartir un talento.

"Yo sé hacer malabares" dijo Tomás mientras se levantaba.

"¡Vamos, mostrános!" gritaron todos.

Tomás tomó algunas pelotitas y comenzó a malabarear. Las risas y los aplausos no se hicieron esperar.

"¡Eres increíble!"

"Gracias, pero creo que todos tenemos talentos. Todos pueden mostrar algo especial" dijo Tomás con humildad.

Luego, fue el turno de Lupe:

"Yo sé cantar una canción de mi abuela".

"¡Cántala, por favor!" le animó Sofía.

Lupe, un poco tímida, respiró hondo y comenzó a cantar. Todos la escucharon con atención, y cuando terminó, las palmas estallaron en el aula.

"¡Eres genial, Lupe!"

"Sí, canta como un ángel" comentó Valentina.

La jornada transcurrió llena de risas y juegos, pero antes del final, Laly decidió hacer una actividad sorpresa. Propuso que formaran grupos de tres y que juntos inventaran un pequeño cuento.

"¿Podemos incluir a Nicolás?" preguntó Sofía.

"¡Claro! Haremos un cuento sobre un héroe que encuentra nuevos amigos" respondió Laly sonriendo.

Los grupos trabajaron con entusiasmo, usando todos los colores de los marcadores para dibujar a sus personajes, de forma tan creativa que Laly quedó maravillada.

Finalmente, un poco antes de que sonara el timbre, un niño con una mochila verde apareció en la puerta.

"¡Hola! Soy Nicolás" dijo con voz temblorosa.

"¡Nicolás! ¡Bienvenido!" gritó Sofía corriendo hacia él.

"Nos alegraste el día, vení, estamos haciendo cuentos".

Los chicos no dudaron en invitar a Nicolás a unirse a su grupo, y de inmediato comenzó a contar cómo había llegado a la escuela un día antes de su cumpleaños.

Juntos, crearon una mágica historia sobre una estrella que ayudaba a otros a hacer nuevos amigos.

"La estrella siempre brilla más fuerte cuando hay amor y amistad entre nosotros", dijo Laly, mientras todos asentían con la cabeza.

La clase terminó con aplausos y el hermoso sentimiento de que todos pertenecían al Aula Estrella Amarilla, un lugar donde cada uno es especial a su manera, donde la inclusión y la amistad eran el valor más importante.

Al salir, Sofía miró a Nicolás y le dijo:

"No te preocupes, aquí siempre encontrarás nuevos amigos".

"¡Sí! Estoy muy feliz de estar aquí" respondió Nicolás, sonriendo por primera vez.

Ese primer día de clase se convirtió en un recuerdo imborrable, lleno de aprendizajes y el inicio de muchas aventuras juntos en el aula Estrella Amarilla.

FIN.

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