El primer partido de Leonel


Leonel era un niño de seis años apasionado por el fútbol. Había estado esperando con ansias su primer partido en el equipo de su barrio. Sin embargo, a medida que se acercaba el día del partido, los nervios comenzaron a apoderarse de él. Tenía miedo de fallar, de no ser lo suficientemente bueno, y dudaba si realmente estaba preparado para enfrentar a los otros niños en el campo. Por suerte, su mamá, papá y tías estaban ahí para apoyarlo. En el segundo tiempo, con el partido en pleno desarrollo, Leonel se sentía abrumado por la presión. Fue entonces cuando su mamá se acercó a él y le dijo con una sonrisa:

- Leonel, tú eres especial. Tienes el talento y la fuerza para enfrentar cualquier desafío. No importa si ganas o pierdes, lo importante es que te esfuerces y des lo mejor de ti.

-Pero mamá, ¿y si fallo? -dijo Leonel, con la mirada preocupada.

-Tu papá y yo estamos aquí para apoyarte, sin importar qué pase. Recuerda que el verdadero valor está en aprender de tus errores y seguir adelante. Eres valiente y capaz, Leonel. confía en ti mismo —añadió su papá, colocando una mano en su hombro. Las palabras de sus padres resonaron en el corazón de Leonel, recordándole lo especial que era. Con un nuevo sentido de determinación, decidió enfrentar el resto del partido con valentía. Comenzó a moverse con agilidad, poniendo en práctica todo lo que había aprendido en los entrenamientos. A medida que el tiempo transcurría, Leonel se sentía más confiado y, finalmente, fue capaz de participar en una jugada clave que llevó a su equipo a anotar un gol. Su tía, emocionada, exclamó:

- ¡Eso es, Leonel! ¡Lo lograste!

Leonel se dio cuenta de que había superado su miedo y había sido capaz de contribuir al equipo. Aun cuando el partido terminó con una derrota, se sintió orgulloso de haber dado lo mejor de sí. Sus padres y tías se acercaron a él con sonrisas radiantes y lo abrazaron con cariño.

- ¡Estamos tan orgullosos de ti, Leonel! Eres un verdadero campeón —dijo su mamá, mientras lo estrechaba en un abrazo. Leonel sonrió y supo en su corazón que, con el apoyo de su familia, podría superar cualquier obstáculo que se le presentara en el futuro.

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