El primer trabajo de Tito



Tito era un niño muy curioso y siempre estaba en busca de nuevas aventuras. Un día, decidió que quería ganar su propio dinero para poder comprar los juguetes que tanto deseaba. Con mucha determinación, salió a buscar su primer trabajo.

-¡Voy a ser el mejor empleado que hayan tenido! -se repetía a sí mismo. Después de recorrer varias cuadras, llegó a una panadería donde vio un cartel que anunciaba que necesitaban ayuda. Decidió entrar y hablar con el dueño.

-Buen día, señor, ¿está buscando a alguien que le ayude en la panadería? -preguntó Tito con entusiasmo. El dueño, sorprendido por la determinación del niño, le dijo que sí, pero que tendría que aprender muchas cosas y trabajar duro.

Tito aceptó encantado y se puso manos a la obra. Aprendió a moldear el pan, a ordenar la mercadería, y a atender a los clientes. A veces se equivocaba, pero siempre estaba dispuesto a corregir sus errores y seguir adelante.

Con el tiempo, se convirtió en un excelente empleado, tan bueno que el dueño decidió recompensarlo con un pequeño sueldo. Tito estaba muy feliz y orgulloso de su logro.

Había aprendido el valor del esfuerzo y la perseverancia, y se dio cuenta de que cada trabajo, por pequeño que sea, es importante y merece ser hecho con dedicación. Desde ese día, Tito siguió buscando nuevas oportunidades para aprender y crecer, siempre con la misma determinación y entusiasmo.

FIN.

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